martes, 3 de febrero de 2009

DE TÚ A TÚ

El día que consigamos tratar a Dios de tú a tú guardando las distancias, de una parte infinitamente lejanas y por, otra tan cercana, como es el hecho de que “En Dios somos, vivimos y nos movemos” como dice la Sagrada Escritura o como dicen los místicos musulmanes que Dios está tan cerca de uno como la propia yugular, entonces a partir de ese día conseguiremos un equilibrio personal con nosotros mismos y con todo cuanto nos rodea.

Las catástrofes naturales, el hambre de tantos pueblos, las enormes injusticias sociales, políticas, engaños, manipulaciones y adversidades propias, antes las cuales nos vemos impotentes y sin saber qué aportar para solventarlas, será el momento de verlas desde arriba y de ponerse al habla con Dios de tú a tú para decirle:

Dios mío TÚ que eres infinitamente poderoso e inteligente, si permites que sucedan todas estas injusticias sin intervenir de una manera directa, yo no lo discuto, acato TU voluntad; pero TE pido humildemente que intervengas a tu modo y yo procuraré poner mi granito de arena para que en lo que a mí toque, se arreglen.

Al aceptar lo que TÚ permites y yo procuro colaborar, me quedaré tranquilo y adquiriré el tan ansiado equilibrio, al resignarme con todo lo que está pasando, admitiendo mi impotencia; y no aumentar este desaguisado con mi participación.

Recordaré la parábola de la cizaña, que tu Divino Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos enseñó para que se nos quite el miedo de que TÚ, un día harto de nuestras fechorías, paguemos justos por pecadores, como propusieron hacer los criados al querer segar todo el trigal junto con la cizaña, cuando descubrieron que el enemigo del amo había sembrado cizaña en su siembra, a lo que el amo dijo que lo dejaran hasta el final para cuando lo segaran, apartarían la cizaña para el fuego y el trigo para el granero.

Así será, tarde o temprano el final de cada uno de nosotros.

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