miércoles, 25 de marzo de 2009

LO QUE VIÓ SANTA TERESA

La muerte, para los ateos o no creyentes, es el final de la vida sin más, después no hay nada. Por lo tanto: “Comamos y bebamos que mañana moriremos."

Para el creyente, la muerte es el comienzo de otra vida infinitamente mejor. No obstante, la muerte es una meta a la que deberíamos llegar en plenas facultades, no físicas, sino espirituales. Si alcanzamos la vejez, posiblemente lleguemos hechos unos guiñapos; pero nunca, vacíos de espiritualidad.

Mientra nos llega ese final, si queremos vivir sin temores y un tanto tranquilos, deberíamos, intentar, al menos, ser capaces de mirar la muerte; pero de cara y tenerla aceptada, con la seguridad de que como obedece órdenes de Dios Nuestro Padre, nos dará la gracia para recibirla.

Leamos lo que dejó escrito Santa Teresa de Ávila, sobre la muerte, en el capítulo XXXVIII de su autobiografía.

“Otra vez me acaeció así otra cosa que me espantó mucho. Estaba en una parte adonde se murió cierta persona que había vivido harto mal, según supe, y muchos años. Mas había dos años que tenía enfermedad y en algunas cosas, parece que estaba con enmienda. MURIÓ SIN CONFENSIÓN, mas con todo esto no me parecía a mí que se había de condenar. Estando amortajando el cuerpo, vi muchos demonios tomar aquel cuerpo, y parecía que jugaban con él y hacían justicia con él, que a mí me puso gran pavor, que grandes garfios le traían de uno en otro. Como le vi llevar a enterrar con la honra y ceremonia que a todos, yo estaba pensando la bondad de Dios, cómo no quería fuese difamada aquel alma, sino que fuese encubierto ser su enemiga.”

“Estaba yo medio boba de lo que había visto. En todo el oficio no vi más demonios; después, cuando echaron el cuerpo en la sepultura, era tanta la multitud que estaban dentro para tomarle, que yo estaba fuera de mí de verlo, y no era menester poco ánimo para disimularlo. Consideraba qué harían con aquel alma, cuando así se enseñoreaban del triste cuerpo. Pluguiera el Señor que esto que yo vi, cosa tan espantosa, vieran todos los que están en mal estado, que me parece fuera gran cosa para hacerlos vivir bien. Todo esto me hace más conocer lo que debo a Dios y de lo que me ha librado."

2 comentarios:

Bruno dijo...

Me ha gustado mucho la frase: "No obstante, la muerte es una meta a la que deberíamos llegar en plenas facultades, no físicas, sino espirituales".

Hace unas semanas, vi un programa en el que una señora decía que pensaba suicidarse cuando ya no pudiera valerse por sí misma. Por no perder sus facultades físicas, traicionaba totalmente las espirituales.

Roque Pérez dijo...

Estimado Bruno: Sus comentarios me animan a seguir publicando,al comprobar que hacen fruto espiritual, Lástima no lo leyera esa señora.

Gracias, un saludo.