miércoles, 1 de abril de 2009

DIOS ACTUA, A VECES, COMO SI NO EXISTIERA

¿Quién no se ha sentido, alguna vez, como si estuviera ante un muro, cuando le ha pedido algo a Dios con fe e insistencia?

Si tiene memoria, observará que con el tiempo, aquello quedo resuelto de un modo como jamás hubiéramos podido pensar. Cosas de Dios.

Nunca deberíamos pedir como aquel que dijo: “Señor, dame paciencia; pero que sea ya” ni tampoco se dé en nosotros aquello de “el que espera se desespera".

Cuando se confía en Dios, hay que echarse a dormir, el que sea capaz; pero hay que seguir confiando contra viento y marea. Dios siempre cumple.

Para que nos sirva de ejemplo y nos anime, recordemos lo que cuenta la Sagrada Escritura, cuando los hijos de Jacob vendieron, por envidia a José su hermano pequeño a unos mercaderes.

¿Pensaría José que llegaría el día que al ser tan poderoso en Egipto, sus propios hermanos tendrían que acudir a él para pedirle grano, por el hambre que había en su tierra?

¿Temería Jacob y sus hijos que al trasladarse a Egipto, al amparo de José, que acabarían esclavos de Egipto? Posiblemente, fue la venganza por lo que hicieron con su hermano. Lo injusto también tiene su paga, tarde o temprano. Esperemos que todas las atrocidades que se están cometiendo, tengan su merecido. Por Dios que sea pronto.

¿Cuándo la madre de Moisés tuvo que abandonarlo en el río Nilo en un cesto para evitar su muerte, sospechó siquiera que pudiera ser el libertador de su pueblo Israel?

Todo esto en los acontecimientos grandes; pero si cada lector contara algo de su vida, comprobaríamos que eso sucede continuamente.

Por lo tanto a seguir confiando en Dios y vivir todo lo tranquilo que se pueda, sabiéndose en manos de Dios.

2 comentarios:

LuisAlberto dijo...

Amigo Roque: sus reflexiones calan hondo. En tan pocas palabras ¡dice tanto!. Que don maravilloso recibió.
Ud. es un ejemplo vivo de cómo obra Dios para paz y bien de todos.

Roque Pérez dijo...

Amigo Luis Alberto:Me siento muy agradecido y un tanto ruborizado por las alabanzas que me hace. Dele gracias a Dios que se vale de mi humilde persona para repartir su gracia.

Una vez más, gracias y que Dios le bendiga.