viernes, 26 de junio de 2009

JUVENTUD DIVINO TESORO

Jesucristo, al joven del Evangelio, lo miró con amor. La juventud que es la más querida de Dios, pasa de El, aunque es verdad que de la juventud surgen más vocaciones religiosas que de otra etapa de la vida.

Entrar en la edad juvenil, es meterse en un torbellino de pasiones, sentimientos, ilusiones, proyectos, aventuras y, a veces, sin un rayo de luz, sin brújula y zarandeado por toda clase de reclamos y manipulaciones.

En la juventud es un continuo subir para luego bajar. En las grandes escaladas, tan difícil es subir como bajar. Cuanto más alto se sube, más se tardará en bajar. Al final de la bajada, estará la muerte. Si en la cumbre se habla con Dios, la bajada será de SU mano, si le damos la nuestra con amor.

Los jóvenes de todas las edades se han creído poseedores de la verdad y que sus mayores han vivido equivocados. También ellos llegarán a ser mayores.

Hoy día quien impone las normas es la juventud. Apenas se dejan aconsejar. Aceptan todas las modas, idolatran a sus cantantes y siguen todas las corrientes progresistas y revolucionarias.

El joven no suele hacer inversiones a largo plazo. Le es más fácil vivir al momento presente; pero si no le da a la vida una proyección de eternidad, pronto se le quedará corta. Si no camina bajo la sombra de lo transcendente, morirá bajo los rayos abrasadores de lo temporal.

El joven, con frecuencia, tiene a Dios recluido en libertad condicionada a que le dé cuanto LE pida caprichosamente y, aunque Dios nos parezca un pordiosero, en SUS manos vivimos, nos amamos, nos odiamos, sufrimos, gozamos, soñamos y morimos. Pocas veces levantamos los ojos para encontrarnos con los de Dios, que día y noche nos miran y esperan con tristeza que dejemos de clavarle los nuestros con insolencia.

Que nuestras lágrimas mojen sus manos resecas y curtidas de tanto bregar con nuestras rebeldías.

El joven debería dar a Dios su corazón,
las manos a los demás,
y para él, lo que Dios y los demás le quieran dar.

He aquí una trilogía existencial de un joven ideal.

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