domingo, 28 de junio de 2009

LA NOCHE OBSCURA DE VICENTE FERRER

Fui compañero de Vicente Ferrer cuando estudiábamos filosofía en San Cugat del Vallés (Barcelona), el años 1.951, un año antes de que lo enviaran a la Misión de la India.

Ha muerto con el mismo físico con el que le conocí y ¿quién diría entonces que iba a realizar la obra que ha llevado a cabo, él, tan sencillo, tan humilde y sin grandes cualidades aparentes?. Así los escoge Dios para demostrar que es EL quien actúa.

¿Quién ha estado y está detrás de tantos hombres prepotentes, que queriendo cambiar el mundo, han hecho y están haciendo tanto mal y minando los cimientos de la humanidad? ¿Dios?. Ciertamente no.

Ignoro si abandonó la Compañía de Jesús por voluntad propia o forzado, dada la imposibilidad de aunar sus métodos de apostolado con la de sus superiores.

Puede que siempre haya tenido la duda de si la voluntad de Dios habría sido que siguiera el primer camino y no el segundo que eligió, o fue forzado a elegir, siempre creyéndolo todo de buena voluntad.

Creo que todo esto, ante la muerte, ha sido su “Noche Obscura del Alma” y lo pienso por las declaraciones que ha hecho el Padre Ángel García cuando le estaba administrando la Extremaunción:

“Lo que me dijo con los ojos, quedará para siempre entre Dios, Vicente y yo.”

Posiblemente con esa mirada querría decir, con toda la humildad que le caracterizaba: “Que Dios me perdone si encima me he equivocado” y no queriendo alegar todo el bien que había hecho por los demás.

Existe el siguiente testimonio propio: “Es verdad que ante el profundo misterio del bien y del mal, no vemos solución razonable. Por lo tanto, lo único que CERTIFICO es que la providencia EXISTE, y cuando me preguntan: ¿Cree Vd, en el Cielo?. Respondo: Si Dios lo quiere, yo también, y si no lo quiere, yo tampoco”

Valiosísimo testimonio que demuestra su profundísima fe y sobre todo el amor tan profundo que sentía por su Dios, porque aunque Dios no le concediera el Cielo, el LO seguiría amando.

Vivía los siguientes versos del poeta anónimo del siglo XVI.

“No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera”.

Los que nunca sufrirán una “Noche oscura del alma” serán los que al no creer en Dios y por lo tanto no tener que rendir cuentas, aceptarán la muerte tranquilos, ignorando que posiblemente despierten, no a una noche obscura, sino a una eternidad en tinieblas dando palos de ciego y dándose de bofetadas por los estúpidos que han sido y lo fácil que le hubiera sido, si en algún momento, hubieran hecho la siguiente súplica:

“Yo no creo en TI; pero si existes, ayúdame a encontrarTE”

Vicente no trabajó por los pobres, como un político, que muchas veces, lo hacen, porque, como por desgracia hay más pobres que ricos, siempre tienen más votos.

Vicente lo hizo porque en sus pobres, vio a Jesucristo y vivió al pie de la letra el consejo de su Maestro: ”Lo que hagáis por uno de estos mis pequeños, conmigo lo hacéis.”

Posiblemente, hasta haga milagros, sobre todo entre sus gentes.

Si la fe mueve montañas, también pueden conseguir favores del que tanto los protegió, aunque no esté en los altares porque no cabe en ninguna hornacina.

2 comentarios:

Luis Alberto dijo...

Cuanta gente buena existe que pasa por esta vida prácticamente anónima. Gracias por traer este recuerdo personal.Valoro mucho las experiencias de aquellos que rompieron lo establecido, lo cómodo, lo seguro y redituable en prestigio y en lo material, y se han lanzado a los dictados de su recta conciencia..por amor desinteresado. La noche oscura puede parecer eterna para muchos de nosotros sobre todo cuando aún no hemos salido de ella. Un abrazo, amigo Roque.

Roque Pérez dijo...

Me impactan siempre sus comentarios.Pidamos a Dios que nos ilumine y ayude a cumplir su voluntad sin equivocarnos.
Un abrazo Amigo Luis Alberto.