lunes, 24 de agosto de 2009

BOOMERANG

Todos sabemos que el boomerang es un artilugio que al lanzarse vuelve al mismo sitio. Esto que es un juguete, se puede convertir en la vida real “El que la hace, la paga o la cobra.”

El campesino de apellido FLEMING trabajaba en el campo, cuando de pronto escuchó unos gritos.

Corrió hacia el lugar y vio a un niño metidos en el fango.

Una vez, rescatado, el niño regresó a su casa.

Al día siguiente, un lujoso carruaje se detuvo ante la humilde casa de campo de los Fleming.

Se apeó el padre del niño salvado la víspera. El aristócrata dijo:

“Quiero recompensarlo por lo que hizo por mi hijo.”

El campesino contestó: “No quiero ninguna recompensa; simplemente hice lo que debía hacer.”

El aristócrata respondió: “Ha de permitir que me haga cargo de la educación de su hijo. Si se parece a Vd, haremos una persona de provecho” Y se lo trajo a su casa.

Años después se licenció en medicina. Era el doctor Alexander Fleming. Pero la historia no acaba aquí.

El hijo del aristócrata, (el mismo que el campesino había salvado de pequeño), enfermó gravemente de una pulmonía. El doctor Alexander Fleming le inyectó penicilina, (descubierta por él, como sabemos) y le salvó la vida.

El hijo del aristócrata doblemente salvado por los Fleming – padre e hijo – era Winston Churchill, el famoso político ingles, primer ministro y Premio Nobel de Literatura.

El propio Churchill en su autobiografía cuenta los dos hechos afirmando: “Siempre recibimos a cambio… aquello que antes nosotros dimos. Hagamos el bien y no miremos a quién.”

Aprendamos a lanzar BUENOS Boomerang, porque también los MALOS tienen retorno.

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