sábado, 29 de agosto de 2009

¿POR QUÉ DIOS ES MÁS PADRE QUE MADRE?

Puesto que Dios nos hizo a su imagen y semejanza, examinemos las cualidades de un padre perfecto aquí en la tierra.

Un padre debe querer a sus hijos con locura. Así lo hace Dios.
Debe ser siempre justo con todos. Así lo hace Dios.
Debe perdonar cuando ve arrepentimiento. Así lo hace Dios.
Debe corregir y ser flexible ante las rebeldías. Así lo hace Dios.
Por mucho que quiera a sus hijos y si estos cometen una injusticia, deberán obligarle a reparar el mal cometido. Así lo hace Dios.

Si Dios es infinitamente justo. ¿Cómo puede ser al mismo tiempo infinitamente misericordioso? Misterios de Dios.

Para desentrañar un poco tal misterio recordemos que Jesús, estando en la cruz, nos dejo a su Madre, como Madre nuestra.

Una madre es más complaciente ante las fechorías de sus hijos. Así lo hace la Virgen María con nosotros.

Siempre intercede ante al padre para que no castigue. Lo mismo hace la Virgen ante Dios.

Aunque deba querer a todos sus hijos, siempre tendrá debilidad por los más desgraciados. Asi hace la Virgen con nosotros pecadores.

“No me verá hombre que pueda quedar vivo.” Dijo Dios a Moisés. "A Dios nunca lo vio nadie, dijo San Juan: pero a Jesucristo, el hijo de Dios, sí que fue visto" y dijo:”El que me ve a mí, ve al Padre.”

La que sí se ha dejado ver de vez en cuando. Rompiendo todos los protocolos celestiales, ha sido nuestra Señora la Santísima Virgen.

Recordemos la Virgen del Pilar, la de Guadalupe en Méjico, Lourdes en Francia, Fátima en Portugal y en tantos otros lugares para decirnos que Dios existe y que nos ama como Padre y ella como Madre.

Luis Miguel Dominguín, famoso torero, ateo, y el doctor Vallejo Nájera, famoso siquiatra, escritor y católico, como eran muy amigos y el doctor le apreciaba mucho, deseándole su salvación eterna, le pidió a Luis Miguel, que aunque no creyera, cuando se encontrara de cara la muerte, rezara, en atención a él, al menos la siguiente segunda parte del Ave María.

SANTA MARIA, MADRE DE DIOS, RUEGA POR NOSOTROS
PECADORES, AHORA Y EN LA HORA DE NUESTRA MUERTE.

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