sábado, 3 de octubre de 2009

ENTRE CUENTA Y CUENTA

En esto puede que consista para muchos, el rezo del Santo Rosario, deslizar por entre los dedos unas cuentas y por eso está tan desprestigiado y olvidamos que es la quinta esencia del método de meditar, rezar, y por lo tanto, comunicarse con Dios y la Virgen, nuestra madre y mediadora de todas las gracias espirituales y materiales de las que tantos andamos necesitados.

Se nos hace tan monótono y aburrido el rezo del Rosario porque lo rezamos de boca para afuera, no cala dentro y por lo tanto no nos llena; pero si durante su rezo bocal o mentalmente, nos olvidáramos de pensar en tantas cosas inútiles y fuéramos capaces, de las 24 horas del día, dedicar solamente un cuarto de hora a meditar en los misterios del Rosario que estamos recordando, entonces, sí que nos podría endulzar un poco la vida cotidiana tan llena de sinsabores.

¿A quién no le gusta que le recuerden algo de su vida y le agradezcan si ha hecho algo grande y maravilloso?

Cuando meditamos los misterios del Rosario, estamos recordando y agradeciendo a Jesucristo y a la Virgen todo lo que han hecho por nosotros y lo que nos prometen.

¿Acaso la Virgen es una ególatra cuando en sus múltiples apariciones, sobre todo en Fátima, pide que se rece el Santo Rosario?

¿Qué necesidad tiene de nosotros para que nos pida esa dedicación?

Ella conoce muy bien nuestra naturaleza y sabe que no seríamos capaces de realizar, en tan poco tiempo, grandes meditaciones ni diálogos más sencillos para ponerse al habla con Dios, del que estamos tan necesitados.

No es Ella la beneficiada, somos nosotros, si somos capaces de aislarnos de todas las distracciones terrenas y nos ponemos de verdad en contacto con lo espiritual, sin prisas y en profundidad. Serán remansos de sosiego y por lo tanto de felicidad.

Es costumbre en la Iglesia dedicar de un modo especial todo el mes de Mayo a la Virgen, el mes de Junio al Sagrado Corazón y el mes de Octubre al rezo del Santo Rosario.

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