miércoles, 7 de octubre de 2009

NADA NI NADIE DEBERÍA APARTARNOS DEL AMOR A CRISTO

En los Hechos de los Apóstoles capitulo 9 se cuenta lo siguiente:

“Saulo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se llegó al sumo sacerdote, pidiéndole cartas de recomendación para las sinagogas de Damasco, a fin de que, si allí hallaba quienes siguiesen ese camino, hombres o mujeres, los llevase atados a Jerusalén.

Cuando estaba de camino, sucedió que, al acercarse a Damasco, se vio de repente rodeado de una luz del cielo; y al caer a tierra, oyó una voz que decía: Saulo, Saulo. ¿Por qué me persigues? El Contestó: ¿Quién eres, Señor?. Y EL: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer.”

Desde ese momento, San Pablo se convirtió de perseguidor de cristianos en ser perseguido y atormentado, sufriendo, azotes, cárceles y toda clase de dificultades para poder dar a conocer a Jesucristo y su doctrina. Y aún así dijo:

NADA ME PODRÁ APARTAR DEL AMOR A CRISTO.

Alguien podrá pensar que después de haber oído la misma voz de Jesucristo y ser escogido para tan alta misión, no le importaría sufrir hasta morir martirizado por amor a Cristo.

Nosotros no hemos tenido ese privilegio de oír a Jesucristo ni tampoco que se nos haya pedido que hagamos y suframos lo mismo; pero si disfrutamos del don de la FE, deberíamos estar dispuestos a que nada ni nadie nos debería apartar del amor a Cristo.

Para eso deberíamos conocer mejor a Jesucristo leyendo con frecuencia los Evangelios para darnos cuenta de lo que ha hecho por nosotros, cómo nos ama y al sentirnos agradecidos, sentiremos más AMOR.

Intentarán manipularnos, engañarnos con falsas doctrinas, perseguirnos y hasta matarnos; pero el AMOR a Cristo, si verdaderamente lo tenemos, y lo sentimos, nadie nos lo podrá arrebatar porque estará muy dentro y es invisible.

No hay comentarios: