PARA GOZAR HAY QUE SUFRIR

Esto que parece una contradicción, porque si sufres no puedes gozar, es una realidad.

En este mundo no puede haber gozo si antes no se ha sufrido algo voluntario o forzoso.

Si no se sufre el hambre, no se puede gozar al comer.
Si no sientes frío, no te acariciará el calor.
Si te sacrificas luchando contra las tentaciones, gozarás de la gracia de Dios.

Un padre de familia goza mucho cuando ve que puede ir sacando adelante a sus hijos con el sufrimiento de su trabajo y lo mismo la madre.

El gozo de un amante será superior al sacrificio que haya tenido que hacer para obsequiar a su amada, si ésta goza al saber lo que le ha costado, privándose con sacrificio de algo muy importante.

Esto produce gozo por partida doble. Ella se siente halagada al saberse amada hasta el sacrificio y él verse reconocido.

Creo que el famoso artista y director de cine Woody Allen decía que para ser feliz había que gozar con el sufrimiento y no creo que lo dijera porque fuera masoquista.

El día que se nos meta en la cabeza y aceptemos sin rebeldías los sufrimientos, que hipotética o realmente nos puedan sobrevivir, entonces podremos gozar de cierta tranquilidad.

Cuando digamos a lo hecho, pecho y estemos convencidos que no hay mal que no por bien no venga y que no dura cien años, sabremos disfrutar del presente.

Lo más sublime de GOZAR sufriendo, sería cuando seamos capaces de aceptar y sentir lo que sentía y decía San Pablo:

“Cumplo con mis sufrimientos lo que le falta a la Pasión de Cristo”.