lunes, 4 de enero de 2010

LA CUESTA DE ENERO

Alguien dijo que si no sería mucho mejor que las rebajas las hicieran en el mes de Diciembre, que es cuando más nos tenemos gastar con motivo de las Fiestas de Navidad.

Otro respondió que eso no sería comercial porque en Diciembre, aunque no podamos o nos cueste mucho sacrificio, gastamos mucho por los compromisos, regalos, cenas etc.

Ante las auténticas gangas de Enero, compramos cosas, muchas veces, innecesarias por el hecho de ser baratas y, dado que nos gastamos más de lo necesario, llegar a fin de mes se nos hace muy cuesta arriba.

Nos puede suceder algo parecido en nuestra vida espiritual, en la que vivimos todo el año en un CONTINUO DICIEMBRE, porque por los compromisos sociales, ambiciones, envidias o el vicio de consumir por consumir, sólo nos ocupamos con tal intensidad de las cosas materiales que olvidamos que siempre tendremos a nuestra disposición en la vida espiritual un ENERO con GANGAS desconocidas:

“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de Dios”.

¿Quién escucha la palabra de Dios?
¿Quién piensa en Dios en algún momento?
¿Quién confía plenamente en la Divina Providencia?
¿Quién cree de verdad en el amor que Dios nos tiene?
¿Quién se aprovecha del Sacramento de la Penitencia en el que nos perdonan gratuitamente nuestros pecados?
¿Quién se acerca con verdadera fe al Sacramento de la Eucaristía, recordando: “El que come mi carne y bebe mi sangre, mora en mi y yo en él”?

Si mora en nosotros todo un Dios. ¿Qué más podemos tener?

¿Quién nos puede ofrecer MAYORES GANGAS?

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