miércoles, 27 de enero de 2010

LA VIDA ES CONFIANZA

Nadie podría vivir sin confiar en alguien porque sin ella, la convivencia sería muy recelosa e insoportable. Estamos condenados a la mutua confianza.

Lo primero es confiar en uno mismo, siendo buena persona porque de lo contrario, si “El ladrón piensa que todos son de su condición”, vivirá siempre desconfiado y temeroso de que le devuelvan la pelota.

Sólo se puede confiar en los políticos cuando no nos ENGAÑEN ni nos MANIPULEN ni sus leyes vayan en contra de la de Dios y gobiernen para el bien común de TODOS.

Si no hay mutua fidelidad y confianza entre el matrimonio y los hijos desconfían de los padres, el hogar es un infierno.

Nos sentiremos defraudados cuando no seamos correspondidos.

Cuando depositemos nuestra confianza en Dios y en su Divina Providencia con una FE inquebrantable, viviremos seguros y confiados porque tarde o temprano descubriremos que Dios no nos ha defraudado.

Leamos lo que Jesucristo nos prometió: (Mt. Cap.7)

“Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca encuentra y a quien llama se le abre.

Pues, ¿Quién de vosotros es el que, si su hijo le pide pan, le da una piedra, o si le pide un pez, le dará una serpiente?

Si, pues vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡Cuánto más vuestro PADRE que está en los Cielos, dará cosas buenas a quien se lo pide!”.

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