sábado, 23 de enero de 2010

UN TERREMOTO ESPIRITUAL

Ha tenido que producirse un terremoto terráqueo para que se produzca otro espiritual.

Dios siempre escribe derecho con renglones muy torcidos obligado a dejar que se cumplan las leyes naturales, trágicas según nuestro criterio; no el de Dios, puesto que la muerte siempre es una tragedia, cosa que sucede inevitablemente.

Como la mayoría de la humanidad vive cómodamente despreocupada de que al día mueren de hambre y penuria miles de seres humanos, Dios no tiene más remedio que despertar nuestra conciencia espiritual con un aldabonazo colectivo para remediar en algo esa pobreza extrema en la que vivían en Haití, el país más pobre y que gracias a la solidaridad, que se está llevando a cabo ahora y que seguirá después, según promesas, se podrá convertir en un país próspero.

Y los que han muerto bajos los escombros ¿Qué?. Posiblemente habrán pasado a mejor vida, porque dado el infierno que han sufrido hasta morir, subirán purificados y Dios les habrá acogido cariñosamente en sus brazos.

He aquí una escritura con renglones derechos que empezó con unos muy torcidos.

Puede que alguien piense y pregunte: ¿Es necesario, según el criterio de Dios, que para que unos puedan vivir mejor en el futuro, hayan tenido que sufrir esta tragedia familiar? Pues sí.

Para que unos hijos puedan disfrutar de un futuro, se tienen que haber sacrificado antes unos buenos padres.

Todo en este mundo se consigue con trabajo y sufrimiento y nadie evitará tener que pasar por lo trágico de la muerte. Es nuestra herencia, queramos o no.

Ni el mismo Dios se libró de esta Ley, puesto que consintió que su Hijo aceptara que por sus venas corriera sangre humana para luego derramarla y conseguir que por las nuestras corriera la GRACIA SANTIFICANTE.

He aquí la escritura más TORCIDA de toda la historia, con el final más DERECHO e inexplicable si se tiene FE.

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