sábado, 20 de febrero de 2010

¿CÓMO ACTUA EL ESPÍRITU SANTO?

¿A quién no le gustaría tener siempre hospedado en su casa a un personaje importante, poderoso y sobre todo amable, cariñoso y con el que nos sintiéramos tranquilos, seguros y esperanzados?.

Ese personaje es el ESPÍRITU SANTO, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad un tanto ignorada.

En toda concepción humana interviene el amor, puro o adulterado; pero siempre AMOR.

El Espíritu Santo es el AMOR DE DIOS PERSONIFICADO.

“Dijo María al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, pues no conozco varón? El ángel le contestó y dijo: El ESPÍRITU SANTO vendrá sobre ti y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra.”

Por lo tanto en la concepción de María, actuó el AMOR PERSONIFICADO como tercera persona de la Trinidad.

Cuando la Presentación del Niño Jesús en el templo el anciano Simeón a quien le había sido revelado por el ESPÍRITU SANTO que no vería la muerte antes de ver al Cristo del Señor, se presentó en el templo y tomando en sus brazos al Niño dijo: “Ahora Señor, puedes ya dejar de ir a tu siervo en paz, según tus palabras, porque han visto mis ojos tu salud, la que has preparado ante la faz de todos los pueblos; luz para iluminación de las gentes y gloria de tu pueblo, Israel.”

“Al salir Jesús del agua del Jordán bautizado por Juan, se abrieron los cielos y vio al ESPÍRITU DE DIOS descender como paloma y venir sobre él, mientras una voz del cielo decía: “Este es mi hijo amado, en quien tengo mis complacencias.”

“La Paz sea con vosotros. Como me envió mi Padre, os envió yo. Diciendo esto, sopló y les dijo: “Recibid el ESPÍRITU SANTO, a quien perdonareis los pecados, les serán perdonados; A quienes se los retuviereis, les serán retenidos.”

El día de PENTECOSTÉS, “Estando todos reunidos, se produjo de repente un ruido proveniente del cielo como el de un viento que sopla impetuosamente, que invadió toda la casa en que residían. Aparecieron como divididas, lenguas de fuego, que se posaron sobre cada uno de ellos, quedando todos llenos del ESPÍRITU SANTO; y comenzaron a hablar en lenguas extrañas que todos entendían.”

Jesús el día de su Ascensión a los cielos dijo: “Me ha sido dado toda poder en el cielo y en la tierra, id, pues, enseñad a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre del Hijo y del ESPÍRITU SANTO, enseñándole a observar cuanto yo os he mandado. Yo estaré con vosotros hasta la consumación del mundo.”

Al Padre lo tenemos en el Cielo.
Al Hijo lo tenemos en la EUCARISTIA permanentemente y por un tiempo cuando comulgamos.
El ESPÍRITU SANTO es el que está siempre en nuestro INTERIOR, siempre que seamos conscientes de ello.

A veces se manifestará como una humilde paloma que con sus arrullos nos tranquilizará; otras veces será como una lengua de fuego que nos iluminará o un viento huracanado que nos impulsará a realizar grandes obras.

Si pensamos en EL, lo sentiremos como “Dulce huésped del alma.”

No hay comentarios: