jueves, 18 de febrero de 2010

DIOS ES UN SOL

Cuando decimos: “Este niño es un sol” es porque tiene unas cualidades excepcionales o porque se le ama con locura de padres.

¿No tiene Dios estas cualidades en grado infinito y se le debería amar con locura?

Como el sol está iluminando todos los continentes, mares, pueblos y razas, así nos está iluminando a cada uno de nosotros y por eso decía San Pablo: “EN DIOS SOMOS, VIVIMOS Y NOS MOVEMOS”.

El que sea un noctánbulo y durante el día viva encerrado en su habitación con las ventana cerradas, no podrá ni ver el sol ni recibirá sus beneficiosos rayos.

El que por negligencia, olvido o voluntariamente no quiera exponerse a las miradas paternales de Dios, vivirá en una continua obscuridad, sin advertir que Dios le perseguirá como su propia sombra.

Bien claro dijo Jesucristo que ÉL era la LUZ de este mundo: “EL QUE ME SIGUE NO ANDA EN TINIEBLAS”.

Cuando en esos días en que todo se nos convierte en nubarrones y tinieblas, acudamos a la LUZ del Evangelio, abrámoslo por cualquier página e inmediatamente brillará la luz como un sol espléndido y sentiremos un calor interior.

No hay comentarios: