viernes, 26 de febrero de 2010

INTERMEDIARIO DE JESUCRISTO

En mucha ocasiones, los intermediarios, sin apenas trabajo consiguen buenos rendimientos, bien es verdad, que a veces, por su magnífica labor y asesoramiento, queden bien paradas las dos partes.

Son imprescindibles los intermediarios en muchas de las transiciones comerciales, artísticas, deportivas, financieras, etc.

Para poder ser intermediario de éxito en cualquiera de estas actividades, tiene que tener cualidades y conocimientos adecuados, buena mano izquierda y honradez profesional y ética. Por lo tanto no todo el que quiera ser intermediario, lo puede ser.

Dios se tuvo que valer de Moisés como intermediario para comunicarse con los judíos como pueblo predilecto.

Más tarde se valió de los Profetas y en vista de que no conseguía conectar adecuadamente con su pueblo, nos envió a Jesucristo que se presentó como HOMBRE porque si lo hace como DIOS, ya no valdría como intermediario, sería DIOS con todo su poder aplastante y por lo tanto dejarían de existir las dos partes intervenidas; DIOS y NOSOTROS.

Dios así lo ha dispuesto, dado que somos libres de aceptarLO o rechazarLO.

Cualquiera de nosotros puede ser intermediario entre Jesucristo y los que no LO conocen, no LO aman o LE odian,

Es la INTERVENCIÓN más DIGNA, más SUBLIME, más FÁCIL y mejor REMUNERADA, porque como decía San Agustín; “El que salva un alma, salva la suya”.

De aquí la categoría que pueden adquirir todos aquellos que se consagran por completo y de por vida al servicio de Jesucristo y su Iglesia.

También puede ser intermediario de Jesucristo el que sin necesidad de consagrarle por completo toda su vida, hace todo lo posible por conocerLE, amarLE, y darLE cobijo en su corazón, porque sin darse cuenta y casi sin pretenderlo conseguirá con su comportamiento de católico ejemplar, que otros LE acojan en sus vidas.

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