martes, 16 de febrero de 2010

UNA MEDICINA MILAGROSA

El medicamento se llama el CRUCIFIJO.

El principio activo del Crucifijo es el AMOR a DIOS.

En las indicaciones se nos advierte que la CRUZ nos espera cada día.

Se nos presenta de diversas formas: cansancio, tentaciones, problemas, enfermedades, depresiones etc…pero si miramos el Crucifijo con verdadera fe, sentiremos un alivio y hasta la curación.

La medicina también tiene sus contraindicaciones: no se debe utilizar la Cruz de Cristo para justificar la violencia, las venganzas o el desprecio para los que no quieran usar esta medicina.

A la sociedad en general y a la familia en particular se les ADVIERTE que si quieren la paz y armonía, deben renunciar cada uno a sus propios derechos; pero nunca diciendo “Para ti la perra gorda”, sino en silencio como lo hizo el Crucificado.

No hay ningún riesgo de sobredosis, asegura el folleto, a la vez que sugiere: “Usar diariamente el Crucifijo” y, entre los efectos secundarios, destaca el llevar una vida noble y limpia.

El tratamiento dura toda la vida porque este medicamento no tiene fecha de caducidad.

La última sugerencia: Mantenga el crucifijo al alcance de los niños, jóvenes y mayores.

Los médicos del espíritu recomiendan leer lo que escribió un poeta anónimo del siglo XVI.

No me mueve mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de quererte.

Tú me mueves Señor, muéveme el verte
clavado en una CRUZ y escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor y de tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

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