miércoles, 31 de marzo de 2010

Hoy mismo estarás CONMIGO en el PARAÍSO

Esto fue lo que Jesucristo desde la Cruz le prometió al Buen Ladrón que LE pidió se acordara de él cuando estuviera en su REINO.

No le dijo ESTARÁS, como uno de tantos entre otros muchos, sino que estarás CONMIGO.

Más intimidad con Dios no se puede dar y si allí arriba, Jesucristo va estar CON CADA UNO DE NOSOTROS y por toda la eternidad, aquí abajo, deberíamos estar CON EL, el mayor tiempo posible para evitar que tenga que andar de puerta en puerta mendigando un poco de calor humano.

Cuentan que el jesuita Padre Rubio al subir al tranvía pidió dos billetes con el consiguiente asombro del cobrador al ver solamente al Padre Rubio, tan a su lado llevaba a Jesucristo.

Ojala pudiéramos lleváramos a Jesús en nuestro pensamiento y en nuestro corazón de tal modo que nos sucediera algo semejante.

Yo puedo asegurar que los momentos más felices del día, son cuando pienso que Jesucristo camina a mi lado, es cuestión de fe.

Al no vivir de este modo nos perdemos la ayuda tan valiosa que nos ofreció Jesucristo cuando dijo “SIN MÍ NADA PODEIS HACER”.

Y tenemos que hacer tantas cosas al cabo del día y durante nuestro peregrinar que buena falta nos haría SU ayuda.

Ahora comprendo que algunos santos hayan peregrinado porque al caminar con Jesús a su lado, han experimentaron en su corazón lo mismo que sintieron los Discípulos de Emaus cuando Jesús caminaba a su lado sin ser reconocido.

No olvidemos tampoco cuando dijo: “Venid a mí todos los que andáis angustiados con trabajo y cargas y yo os ALIVIARÉ".

¿Por qué prometió ALIVIARNOS y no SUPRIMIRNOS los trabajos y cargas?
Dada nuestra fragilidad, nuestro olvido y lo desagradecidos que somos, si no surgen las dificultades no recurrimos a ÉL y entonces no podríamos ESTAR con EL que es lo que desea su corazón de HOMBRE-DIOS.

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