viernes, 21 de mayo de 2010

¿A QUIÉN NO REZAMOS NUNCA?

Del Padre nos acordamos siempre que rezamos el Padre Nuestro, o cuando exclamamos ¡Oh Dios mío!

Del Hijo cuando recordamos su vida pública o decimos ¡Jesús mío! Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío.

Del Espíritu Santo ¿Cuándo? Y ¿Cómo?

Hace muchos años se publicaba diariamente en ABC la siguiente oración que rezo todos los días.

Espíritu Santo, TÚ que me aclaras todo. TÚ que iluminas todos los caminos de la vida para que yo alcance mi ideal. TÚ que me das el don divino de perdonar y olvidar todos los males que me hacen y en todos los instantes de mi vida quieres estar conmigo.

Yo quiero en este corto diálogo, agradecerte por todo y confirmar una vez más que nunca quiero separarme de TI, por mayor que sea la ilusión material.
Deseo estar CONTIGO y todos mis seres queridos en la gracia perpetua.
Gracias por TU MISERICORDIA para conmigo y los míos.

Recuerdo que, a veces, al preguntarle a cualquier niño, que por dónde se entraba en la Iglesia, decía categóricamente y con cierta sonrisa. Pues “Por la puerta”, Entonces se le corregía: “No señorito, se entra por el Bautismo”.

El Espíritu Santo se nos representa por TRES símbolos.

Como el AGUA que siempre limpia y purifica, es con la que se nos Bautiza, quedando limpios y purificados del Pecado Original y nos hace miembros de la Iglesia.

El FUEGO que se manifestó como lenguas en las cabezas de los Apóstoles el día de Pentecostés, significaba que habían recibido el Espíritu Santo.

También se manifestó en forma de un VIENTO huracanado para demostrar su PODER y que todos percibieron.

El que quiera sentir en su interior la presencia del Espíritu Santo como “Dulce huésped del alma”, deberá estar atento a ese VIENTO invisible, que todo lo mueve y lo limpia y que se deje iluminar por el FUEGO que le dará fuerza para ser un católico de verdad.

2 comentarios:

Francisco Espada dijo...

¡Cuánta razón tienes Vd., don Roque! Me considero hombre de fe, pero nuca le rezo al Espíritu Santo. Sólo le invoco antes de afrontar una lectura o ante un momento de dificultad de entendimiento: ¡Oh, Señor, envía tu Espíritu que renueve la faz de la tierra.

En cambio el Espíritu es la permanencia de Cristo en la tierra. Él volverá (parusía) en el último día, pero en tanto nos ha dejado el Espíritu, sin el que los discípulos seguirían perdidos y desolados tras la resurrección de Jesús.

Pida por mí, don Roque, pida por la humanidad entera, por todos los que flaqueamos en la fe y no valoramos que él está siempre aguardando nuestra llamada: "Mira que paso y llamo, si me abres entro y ceno contigo".

He tenido un día duro, mas encontrarme con su reflexión no se imagina cómo me reconforta.

¡Que el Señor le bendiga y le asista permanentemente el Espíritu Santo!

Roque Pérez dijo...

Muchas gracias por su largo y profundo comentario y me alegro que el Espiritu Santo le haya reconfortado en su duro día.