lunes, 21 de junio de 2010

¿QUE IGUALDAD ALCANZAREMOS?

En este mundo, somos iguales, solamente al NACER y al MORIR, todas las demás igualdades pretendidas son utópicas hábilmente manipuladas por intereses propagandísticos, e inconfensables.

Se está luchando como si fuera lo no va más el conseguir en el Gobierno la Paridad de Ministros y Ministras.

¿No sería mejor que todos los que nos gobiernen, fueran los más inteligentes, capacitados y honrados, aunque hubiera más mujeres que hombres?

¿Qué se está consiguiendo con esa igualdad tan demagógicamente pregonada, que se ha impuesto en la escuelas, de que los alumnos traten de TU al profesor? Parece una tontería; pero ya estamos sufriendo las consecuencias.

Una igualdad más social y efectiva, sería si la mujer, que al quererse casar, tener hijos y formar una familia y tuviera o quisiera dejar de trabajar para atender todas las labores domésticas, percibiera un salario con cargo al Estado, como está el de los demás funcionarios, puesto que ella desempeñaría una FUNCIÓN social importantísima, como es traer vidas y protegerlas, que son los pilares de la sociedad.

Al morir, todos seremos IGUALES por el hecho de entrar en posesión de otra VIDA; con infinidad de matices, puesto que bien claro dijo Jesucristo que en la casa de su Padre había muchas moradas.

Los que se salven, serán IGUALES a Dios, al participar de la DIVINIDAD, cosa que, en vano pretendieron nuestros primeros padres y sólo consiguieron dejarnos ese deseo tan arraigado por ser iguales, sobre todo de ser ricos.

Los que permanecerán DESIGUALES serán los que se hayan jugado toda su vida a una sola carta del agnosticismo, ateismo, al pecado porque andarán errantes por toda la eternidad ardiendo y deseando ser IGUALES a los que se han salvado.

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