jueves, 16 de septiembre de 2010

VA DE CUENTO INDIO

Un Brahman de la India predicaba en las puertas del templo que se había de creer con fe inquebrantable en su gran dios Rama y para ello les contó el siguiente relato:

"Un hombre tenía que cruzar el mar para llegar a la isla de Ceilán, y tomó consejo de Vibhisan, sacerdote encargado del culto de Rama quien le habló así:

- Mira, toma este pliego de papel por cuya virtud podrás caminar tranquilamente sobre la superficie de las aguas y cruzar el mar sin ninguna dificultad. Pero óyeme bien lo que te digo: cuídate de no desplegarlo para ver lo que contiene, si no quieres perecer al instante. Tómalo y escóndelo en tus vestidos.

Puesta toda su confianza en el curioso talismán, aquel hombre empezó su camino por encima de las aguas caminando satisfecho sobre las olas, gozando de la fresca brisa que atenuaba bastante el ardor de los rayos del sol.

Y pensaba entre sí; gracias al secreto de este misterioso pliego. Pero…¿qué secreto será ese?. No parece que el papel contenga nada dentro, a juzgar por lo poco que pesa. Así decía mientras tocaba con la mano aquel pliego para cerciorarse de que realmente todo era papel.

Si, sí, no contiene nada. Seguramente será algún escrito mientras lo contemplaba entre las manos. ¿Será entonces la fórmula de este secreto?. Ciertamente no puede ser más que eso.

No sé si es que se olvidó de la recomendación que le habían dado o que le picó la curiosidad, lo cierto es que el papel quedó desplegado ante sus ojos.
¿Qué es lo que había escrito? Una sola palabra ¡¡Rama!!. Y al instante aquel pobre hombre quedó anegado bajo las aguas".

A nosotros los católicos se nos dice que si queremos navegar victoriosos por el mar proceloso de este mundo, tenemos que creer en Jesucristo y vivir las enseñanza de su Evangelio sin intentar buscarle otra interpretación que la que nos da su Iglesia.

9 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Precioso relato, D. Roque, y mejor colofón. ¡Bravo!

Roque Pérez dijo...

Muchas gracias Sr. Espada por seguirme y acerme cariñosos comentarios.

Quimera dijo...

Muy bonito el relato. :)

Pero tengo una duda. Los que somos agnósticos pero deseamos convertirnos porque en algún instante de nuestra vida hemos experimentado lo que podría ser 'navegar sin consultar el papelito', y nos hemos dado cuenta de lo 'superior' de esa vida, ¿cómo hacemos para acercarnos a Jesucristo interpretado por su Iglesia sin caer en la tentación de racionalizarlo por nuestra cuenta?

Roque Pérez dijo...

Le felicito porque,si dado su agnosticismo, que según su definición:"Hace inaccesible al entendimiento humano, todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia humana". Vd, quiere acercarse a Jesucristo, al margen, un tanto, de lo que dice SU Iglesia, ya para Vd, no es tan INACCESIBLE. Por algo se empieza a creer.

Me atrevería a darle un consejo:
Lea a cualquier evangelista desde la primera a la última página, sin prejuicios, con mente abierta y se hará algo de luz.

Si quiere perder unos minutos y no se aburre, lea en mi blog:
DIOS NUNCA DIO LA CARA (3 Enero 2009)
HAY QUE CREER PARA VER Y NO VER PARA CREER.(23 Julio 2010)

Una curiosidad: ¿Como ha encontrado mi blog y por qué me tiene ya como favorito? Gracias.

Quimera dijo...

No es exactamente que sea inaccesible. El problema es que algunas cosas son incompatibles entre sí y duele mucho tener que abandonar ideas con las que uno se ha sentido cómodo durante muchos años. Y sí, me quiero acercar a Jesucristo. Este verano me sucedió algo muy extraño, igual usted diría que tuve una 'llamada', no lo sé, lo que sí sé es que no puedo obviar lo que sentí puesto que mi vida ha sido una continua búsqueda de la verdad, sea ésta la que sea.

Precisamente comencé a leer el Evangelio de San Lucas hace un par de semanas. Lo que ocurre es que la Biblia es el libro más difícil que conozco (y, de verdad, conozco muchos). Eso me da fastidio porque yo quería 'merendármela' toda en un par de semanas y me temo que voy a tener que ir muy despacito.

Su blog lo encontré ayer gracias a este enlace que dejo, en el comentario sexto empezando por el final se le cita a usted: http://blogs.periodistadigital.com/palabradeobispo.php/2008/11/24/cardenal-amigo-la-violencia-de-genero-es

Le tengo como favorito porque me cayó bien al momento, llamémoslo -si me lo permite- intuición femenina. :)

Paso a leer los dos artículo que me aconseja.

Muchas gracias por todo.

Francisco Espada dijo...

No sé si debo, pero me gustaría dirigirme a Quimera para dejarle mi testimonio.

Dice San Pablo que la fe llega por la "tontería" de la predicación; si no se nos anuncia no podemos conocer a Dios. Pero Dios escribe derecho con renglones torcidos, quiero decir, que muchas veces lo que creemos un mal resulta ser algo beneficioso para nosotros.

Yo recibí la fe de niño, en aquella escuela y en aquella sociedad que imponía una religiosidad rutinaria más bien de cumplimiento, pero llegó el día que me vi clavado en la cruz de cuatro intervenciones quirúrgicas de columna. Ya nada tenía sentido para mí. El trabajo, la posición social, el dinero, ni siquiera la familia llenaba los huecos de mi alma. Me puse a buscar a Dios desesperadamente y Él me estaba esperando: "Mira que paso y llamo, si me abres la puerta entro y ceno contigo". (Ap 3, 20) Le abrí la puerta y efectivamente me estaba esperando; como por casualidad, una amiga me anunció que en la parroquia había un anuncio de catequización para adultos. Allí escuché por primera vez que Dios me quiere tal y como soy, con todos mis defectos. Hace de esto diez años y nunca me ha fallado; al contrario, me ha llenado la vida de armonía y felicidad. Soy otro para mí y para todos los que me rodean. A pesar de mis minusvalía, soy ahora más feliz que lo he sido en toda mi plenitud física y profesional.

¡Ánimo, Quimera, sentir la necesidad de búsqueda es el primer paso para seguir al que es el Camino, la Verdad, y la Vida. Te deseo un feliz encuentro con Él.

Roque Pérez dijo...

A su profundo y sincero comentario me limitaré a recordarle que si cuando su médico le diagnostica una enfermedad importante y le receta algo que tiene contraindicaciones y efectos secundarios, Vd, le cree y le obedece.

La Iglesia dicta normas para la salud del alma, a veces con efectos secundarios.

La fe no es matemática, es un mundo y una vida más compleja y al mismo tiempo tan sencilla como la vida misma.

Si le han dado algo de luz los artículos que le dije, lea los siguientes:
DIOS,A VECES,ACTUA COMO SI NO EXISTIERA.(1 Abril 2009)
TAMBIÉN DIOS TIENE SUS CAPRICHOS (4 Julio 2010)

Quimera dijo...

Sr.Espada: me ha alegrado mucho que me haya abierto un poco el alma con su testimonio. Y también celebro que saliese bien de esas intervenciones. Yo también me eduqué en un ambiente religioso pero, en la adolescencia, me reboté completamente y he pasado veinticinco años así. Ahora me estoy planteando, al igual que usted en su día, el realizar unas catequesis para adultos. Pero todavía no estoy decidida del todo. El tiempo dirá.

Ah, entre nosotros, no me mente mucho a San Pablo, por favor, que precisamente a ese señor lo tengo un poco atravesado por unas cosas suyas que he leído.

Muchas gracias.

Sr.Pérez: no ha podido dar más en el clavo con el símil que me ha puesto sobre la receta y los efectos secundarios. Ha estado genial. Chapeau! :) (claro, por querer, a mí me gustaría una medicación sin efectos secundarios, así sería todo más fácil...pero entiendo que si el viaje merece la pena y es bueno, bien vale dejar algunos enseres por el camino aunque duela.

Me gustó muchísimo el artículo 'Hay que creer para ver y no ver para creer'. Precisamente ese es el meollo del tema. Fue ahí cuando se me concedió la gracia (porque yo era de las de ver para creer) de creer por unos instantes y así, consecuentemente, entender. Aferré ese momento en mi memoria y es él el que me hace continuar adelante.

Voy a leer esos dos que me comenta.

Gracias.

Roque Pérez dijo...

Muchas gracias por su Chapeau.
Me congratulo porque veo que su QUIMERA se va aconvertir en una REAL amistad y amor a Jesucristo que llegue a poder decir: "Vivo yo, ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí" que dijo San Pablo esperando que esto sí le guste.