viernes, 1 de abril de 2011

JESUCRISTO, ¿fue DIOS o sólo un SUPERHOMBRE?

La categoría real y verdadera de cualquier persona, sólo se debe calibrar por sus dichos y hechos, honradamente comprobados y demostrados y no por sus mentiras, engaños, manipulaciones, cinismos e hipocresías.

¿Quién se atrevería a decir, por muy superhombre que fuera, lo que Jesucristo dijo:

“El Padre obra continuamente y YO ni más ni menos”
“El Padre y yo somos uno”
“El que ME ve, ve al Padre”
“YO soy el Camino, la Verdad y la Vida”
“YO soy la Resurrección y la vida”
“YO soy la luz del mundo”
“El que me sigue no anda en tinieblas”
“Yo soy el buen pastor”
“Yo he vencido al mundo”
“Sin mí nada podéis hacer”
“Venid a mi todos los que andéis cargados con trabajos y cargas y yo os aliviaré”
“Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón”
“Yo estaré con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos”
“El que come mi carne y bebe mi sangre, mora en MI y YO en él”

Todos estos y muchos más lo dijo Jesucristo con la autoridad que le daba el ser “UNO con el PADRE.

Algún loco prepotente también los pudiera haber proclamado; pero jamás los podría haber confirmado como lo demostró Jesucristo con los siguientes portentos.

Resucitó a su amigo Lázaro.
Resucitó a la hija de Jaíro.
Al único hijo de una pobre viuda, también lo resucitó.
Entres otras muchas curaciones milagrosas, limpió de lepra a diez y sólo uno volvió para agradecérselo. ¡¡Así somos de agradecidos con Dios, muchas veces!!
El milagro más difícil, porque no dependía de ÉL sino de la LIBERTAD humana, fue el conseguir que Zaqueo, hombre riquísimo, dijera: “Señor doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si a alguien he defraudado en algo, le devuelto el cuádruplo.” ¿Conseguiría Jesucristo hoy este milagro entre tanto corrupto?

“Si no hago las OBRAS de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, ya que no me creáis a mi, creed a las obras, para que sepáis y conozcáis que el Padre ESTÁ en MI y YO en el PADRE.”

La OBRA cumbre con la que demostró Jesucristo su DIVINIDAD, no fue provocar con su PODER INFINITO, como Dios que era, un tsunami universal que nos obligara a ser como Dios quiere y a ser felices por obligación.

Ni DIOS puede TOCAR nuestra LIBERTAD.

Todo abuso de poder, aún el de Dios, no CONQUISTA, avasalla y esclaviza.

Jesucristo dejándose CRUCIFICAR consiguió crear, no un tsunami, sino una marea silenciosa y persistente, de sudor, lágrimas y sobre todo de SANGRE derramada en la CRUZ con la que ha conquistado y sigue conquistado lo más DIFÍCIL y deseable: Las VOLUNTADES y CORAZONES de muchos.

4 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Quienes piensan que sólo ha sido un maestro, un buen hombre, no se han enterado "de la misa la media": En el principio era la Palabra... Antes de hombre ya era Dios.

Roque Pérez dijo...

Muchas gracias, Sr. Espada por su acertado comentario.

Mesina dijo...

Es solo en Juan donde Jesús habla con tal grandilocuencia, pero en los Evangelios sinópticos, se pronuncia de manera más humilde y humana, de hecho se llama a sí mismo "El hijo del hombre".
Juan es el último evangelio y el más filosófico y complejo, y es también por el cuál, curiosamente el cristianismo ortodoxo interpreta la fe en general. ¿Por qué ocurre esto?. Porque es, en esos pasajes donde la visión del profeta carpintero se va transformando en el hijo unigénito de dios, divinamente inmaculado y resucitado en carne y hueso.
Mi interpretación del cristianismo siempre ha sido la de una "Alegoría mítica, a la esencia del ser humano". Una historia contada hace siglos, para cifrar contenidos ocultos con el fin de revelar un mensaje: "Morir en la carne y resucitar al dios interior" es decir; dejar de lado nuestras falsas presunciones materialistas del mundo y comenzar a identificarnos con el ser consiente que está detrás de él.
La interpretación literal de dichas doctrinas, comenzaron a minar lentamente la esencia ocultista del cristianismo, al punto de socavar con ella y enterrarla.
Lo que vemos hoy en día como cristianismo, no es más que lo que los concilios ecuménicos, dirigidos por la avaricia, el egoísmo, la ignorancia, la idolatría, etc. nos legaron. Un cristianismo basado en la historia más que en su significado.
Finalmente como el propio Pablo decía: “Sed imitadores del mí como yo del cristo”. Porque la imagen del Cristo fue creada para ser imitada y no venerada. Para construir templos en los corazones de sus seguidores, y devolvernos a la fuente primigenia de donde todo fluye.
Pablo también hablaba de “Estar en cristo”. Lo cuál se traduce como “Creer o confiar en él” pero en realidad significa “Estar encristado” es decir; ser el propio cristo… tal como lo fueron los primeros mártires que el catolicismo reclama como propios.
Saludos

Roque Pérez dijo...

Muchas gracias, estimada Mesina por su profundo y largo comentario, al que le intentaré responder.
San Juan por ser el último evangelista y que escribió el Apolapsis, deberíamos considerarlo como el que tuvo mayores revelaciones y por lo tanto el de mayor autoridad y creíble.
"Su morir en la carne y resucitar al Dios interior" si lo vive como lo dice,está dentro de la ortodoxia más pura del Catolicismo; pero como todavía vivimos en carne, no podemos evitar sus consecuencias.
El jesuita Padre Karl Rahner dijo que el siglo XXI sería místico o no sería cristiano, por lo tanto para llamarse y ser cristiano habría que vivir como San Pablo que dijo:"Vivo yo, ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí"
La imágen de Cristo fue creada para ser IMITADA y sobre todo VENERADA porque para eso es Dios; pero como Dios es algo invisible, Jesucristo se hizo tan visible y lo sigue queriendo ser porque bien claro dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre, mora en mí y yo en él", luego la EUCARISTÍA es algo material y visible.
No olvide que también Jesús dijo:"Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" y a partir de entonces, como la piedra era un HOMBRE, vivió y se propagó a lo DIVINO y a lo HUMANO; pero también dijo: "Yo te daré las llaves del reino de los cielos y lo que atarés en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desatares quedará desatado en el cielo.
Y como esos concilios ecuméncos que a Vd. no le gustan por lo muchos errores y corruptelas humanas fueron los legítimos sucesores de San Pedro, no tenemos más remedio que creerlos o seguirlos sobre todo en el ESPÍRITU que nunca falla; pero no en la mucha LETRA inocua y material.
Resulta que todos los mártires antiguos y modernos que hayan muerto por defender a Cristo y su Iglesia, se podrán llamar católicos o protestantes.