sábado, 21 de mayo de 2011

¿COMO SE CONQUISTA A DIOS?

Nos tiramos toda nuestra perra vida luchando por conseguir un título universitario un buen empleo, una familia ejemplar, buenos amigos y reputación ante los demás.

Nos sentiremos un tanto felices cuando hayamos conquistados estos objetivos que son ciertamente los más importantes; pero que al fin, son temporales y que muchas veces no nos dan la felicidad.

La verdadera felicidad temporal y sobre todo la ETERNA, sólo la podremos conseguir, cuando sepamos, podamos y queramos CONQUISTAR a Dios.

Las grandes conquistas terrenales sólo se consiguen con el trabajo de la investigación en todas las ciencias cuando se aplican respetando las leyes Divinas y Naturales.

Las grandes conquistas se han conseguido a un precio demasiado alto por las destrucciones y los millones de muertos.

Podríamos pensar que para conquistar a Dios Creador de todas las ciencias conocidas y aún por descubrir, sería lo MÁS DIFÍCIL.

La única arma de DESARMAR a Dios y lo pone a nuestra merced es la HUMILDAD personal y colectiva.

La humildad no significa complejo de inferioridad, ni cobardía, ni pusilanimidad, ni ignorancia, ni desprecio a los demás porque sean soberbios y engreídos.

Es la más atrevida y valiente porque por muy inteligentes y poderosos que seamos, jamás nos podremos poner a la ALTURA de Dios; pero si nos situamos en nuestra BAJEZA personal y colectiva, (pecados, ignorancias, presunciones, ocultas soberbias, desprecio de los demás etc, etc.) y por aquello de que “Los extremos se tocan”, podríamos tratar a Dios de tú a TÚ. ¿Se puede conseguir mayor CONQUISTA?

Los niños consiguen de sus padres lo que quieren porque sin saber qué es la humildad, actúan como tales por su ignorancia, todo se lo creen, no son pusilánimes, todavía no tienen complejos y admiran por regla general a sus mayores.

Bien claro dijo Jesucristo: “Si nos hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”.

1 comentario:

Francisco Espada dijo...

Me parece que no somos nosotros quienes conquistamos a Dios, sino Él quien nos ha conquistado. En todo momento y circunstancia es Dios quien toma la iniciativa.