sábado, 28 de mayo de 2011

¿POR QUÉ TENEMOS QUE MORIR PARA VER A DIOS?

Si podemos contemplar un corpulento pino, un alcornoque o una espiga dorada es porque antes se ha podrido en la tierra una semilla.

Es ley de vida que para que algo grande llegue a su término, antes algo pequeño ha tenido que dar su vida. El pez grande se come al pequeño.

Es ley DIVINA que para ver a Dios, antes hay que MORIR.

Por eso nuestro cuerpo se tiene que pudrir en la tierra para que el Espíritu vea inmediatamente a Dios.

En el mismo momento en que se produzca nuestra muerte, los que se salven, podrán contemplar a Dios.

Como nuestro Espíritu o alma proviene de Dios, tiene que volver a ÉL; pero nuestro cuerpo que nos lo han dado de nuestros padres, tendrá que quedarse en la tierra y convertirse en ceniza durante siglos.

Si Cristo resucitó ya con su propio cuerpo, nosotros resucitaremos en el último día, al fin del mundo con nuestro cuerpo transfigurado.

Y ¿Cómo se podrán recuperar nuestras cenizas?

“A Isaac Newton, famoso matemático, físico, astrónomo ingles, quien estableció la ley de la gravitación universal, le hicieron sus alumnos la siguiente pregunta:

- Maestro, cuando una persona muere, el cuerpo se convierte en polvo. Si hay realmente una resurrección. ¿Quién recogerá esos millones de átomos de polvo para revestir a las almas?

- Coge un saco de arena y vacíalo sobre la mesa de mármol, y luego pesa cien gramos de polvo de hierro y mézclalos con la arena, le ordeno Newton.

¿Podrías devolverme los cien gramos de polvo de hierro?. Al no contestar.

Descuelga de la pared el imán grande. Luego pásalo por encima de la arena.

El alumno pasó el imán y recogió los cien gramos del polvo de hierro,

En el Cosmos existe la atracción universal y cada planeta o estrella tiene su propia atracción material, concluyó. Isaac Newton.

Mientras estemos en este mundo no podremos VER a Dios físicamente; pero lo podremos SENTIR.

Un ciego no puede ver a su Lazarillo; pero al SENTIRSE de su mano le dará seguridad.

Siempre podremos SENTIRNOS de la mano de Dios si nuestro Lazarillo es la FE. que jamás nos engañará ni nos defraudará.

2 comentarios:

Esperanza dijo...

¡ Sentir a Dios ! Eso es lo maravilloso de la fe. Eso es lo que nos revoluciona la vida.Eso es lo que afianza. Eso es el gran don.
Sto. Tomás cuando Dios le dijo que le pidiese lo que quisiera le dijo : A Tí.
Sentir a Dios. Dios mío: sé que estás siempre con nosotros,que nos cuidas y tu Providencia nos envuelve. Haz que lo sintamos para gran alegría nuestra.
Muy bonito, Roque tu artículo.
Esperanza

Roque Pérez dijo...

Mucho me alegra, Esperanza, saber que te SIENTES en la mano de Dios.Jamás la sueltes cuando te acosen las dudas.
Gracias por leerme y que te agusten.
Un abrazo.