miércoles, 6 de julio de 2011

NEMO DAT QUOD NON HABET (Nadie da lo que no tiene)

En todas las promesas o dádivas existen dos partes: El que da o promete. Y el que recibe o espera ver cumplida la promesa.

En todos los Programas Electorales se hacen PROMESAS a cambio de VOTOS que por desgracia sucede lo que un famoso profesor y político dijo: “La Promesas Electorales se hacen para no cumplirlas”.

Algunos gobiernos las cumplen dando lo que ellos no tienen lo dan de lo que han heredado y no han sido capaces de incrementar y así mientras parten y reparten el PAN heredado se mantienen en sus poltronas sembrando el HAMBRE del mañana.

Hoy día las promesas son PAPEL MOJADO: Véanse el PROMETO de los cargos públicos.(Menos mal que no las hacen ante un Crucifijo). Las Matrimoniales. Y otras tantas.

Ya nadie se fía de nadie porque todos nos sentimos inseguros y desprotegidos. “La Palabra de Caballero”, pasó a la historia.

Muchos creyentes PROMETEN a Dios, a la Virgen o a su Santo de devoción sacrificarse en algo y lo CUMPLEN si se le CONCEDE lo pedido.

Tengo que confesar que hice una PROMESA que sólo CUMPLÍ a medias y espero completarla, a mi modo, en el atardecer de mi vida.

Tendría yo unos 17 años cuando un día, al hacer la visita al Santísimo de mi Parroquia, le PROMETÍ al Señor que si mi hermana mayor salía bien de una operación LE seguiría si me llamaba.

Tiempo después, olvidado por completo de tal Promesa, empecé a sentir una transformación interior deseando consagrarme a Dios y ser misionero.

Renunciando a todos los señuelos de mi juventud, ingresé en la Compañía de Jesús donde viví 14 años felizmente.

Al ver que no se cumplía mi deseo de ser enviado a Misiones y dudando de que mi vocación no había sido una llamada de Dios, abandoné la Compañía de Jesús un mes antes de que debería ordenarme, olvidando por completo la PROMESA y que Jesucristo me había cogido la palabra.

PROMESA que sólo recordé precisamente el día que murió la tal hermana, cuando yo ya estaba casado y con tres hijas.

Dios es el único que nos puede DAR, PROMETER y CUMPLIR porque es OMNIPOTENTE y a cambio de nada o como máximo a que LE creamos, esperemos y LO amemos.

Dios que le prometió a Abraham multiplicar su descendencia como la arena del mar, y las estrellas del cielo, le pidió que le sacrificara su hijo único Isaac.

Abraham CREYÓ, ESPERO y la promesa de Dios se cumplió.

El Evangelio está lleno de DÁDIVAS y PROMESAS de Jesucristo a cambio de que se las CREAMOS y ESPEREMOS.

Todas las curaciones y milagros fueron dádivas en aquellos momentos y también nos hizo muchas PROMESAS.

El que CREA en mí, tendrá la VIDA ETERNA.

Yo ESTARÉ con vosotros todos los días hasta la consumación de los siglos.

Promesa que está CUMPLIENDO permaneciendo día y noche oculto en la EUCARISTÍA.

Bien claro dijo: El que come mi carne y bebe mi sangre, MORA en mí y YO en él.

El que me AME y GUARDE mis mandamientos, mi padre le AMARÁ y vendremos a él y haremos morada en él.

Sin mí NADA podéis hacer.

7 comentarios:

Luis Alberto dijo...

Conmovedor relato personal, amigo Roque.Un afectuoso saludo a Ud. y seguidores.Lo sigo.

Roque Pérez dijo...

¿Cree, mi estimado Luis Alberto, que Jesucristo me está dando la oportunidad de completar mi promesa?
Gracias por su cariñoso comentario y un cordial saludo.

Luis Alberto dijo...

Amigo Roque: le respondo categóricamente que Ud. con su obra cumple ampliamente lo prometido.Un abrazo virtual.

Roque Pérez dijo...

No debí hacerle la pregunta, amigo Luis Alberto, porque dada la estima que me tiene,ya me sabía la respuesta.
Se lo agradezco y yo también le tengo mucha estima
Un sincero abrazo.

Luis Alberto dijo...

Amigo Roque:la estima que tengo por Ud. no es injustificada. Se justifica y amplía con cada aporte hecho por Ud. a través del tiempo, haciéndolo estimable.Ud. es el que aporta y a nosotros -receptores- nos queda el"rumiar"luego de visitar su blog. Un abrazo.

Esperanza dijo...

No he tenido ordenador hasta hoy, leo ahora tu artículo estimado Roque y me gusta.
Yo creo que,efectivamente,nuestra vida está llena de los dones que Dios nos da y del cumplimiento de sus promesas( a veces nos damos cuenta y otras veces no ¡ qué alegría cuando percibimos su Providencia!)
En cuanto a las promesas o planes que hacemos nosotros es lógico que no sean como los de Dios.Nosotros somos humanos y tenemos un amplio margen de error, de cambio de perspectiva, de nuevos acontecimientos que nos hacen ver las cosas de otra manera, en fin " de mudanzas". Dios lo sabe y le parece bien.Incluso esos cambios pueden ser la mano de Dios guiándonos a hacer su verdadera voluntad.
Yo creo que nuestras promesas o propósitos no pueden ,ni deben, ser inmutables.La misma mano de Dios los cambia y es siempre para mejor.
Un afectuoso saludo
Esperanza

Roque Pérez dijo...

Veo Esperanza que está muy metida en la Ortodoxia Providencialista y que la vives. Es el único camino seguro.
Gracias por tu profundo comentario.
Un cariñoso saludo.