sábado, 23 de julio de 2011

SI DIOS ESTÁ ALLÁ ARRIBA Y NOSOTROS AQUÍ ABAJO. ¿Donde estará el punto de encuentro?

Dios no debería humillarse tanto como para estar al lado de cada uno de nosotros que somos más de seis mil millones; pero sabemos que su deseo es estar con los hijos de los hombres.

Nosotros jamás podríamos subir hasta el trono de Dios y sabemos que sin Él no podemos hacer nada.

¿En donde, pues estará ese PUNTO intermedio para el encuentro?

A ese punto de encuentro que sería muy difícil de alcanzar dada la distancia que nos separa, se nos puede hacer facilísimo, porque no es otro que el de CREER en Dios sin ver.

CREER es de sabios, inteligentes, inventores, investigadores, aventureros, héroes y santos, porque gracias a que han CREIDO en sus ideas, en sus investigaciones, en sus principios éticos, morales y religiosos, han conseguido VER en la realidad lo que en su día creyeron.

También es de gente sencilla, humilde y que han sabido aceptar con los razonamientos adecuados, sin prejuicios y sin haberse dejado manipular, lo que le han enseñado o propuesto alguien que tenía autoridad y conocimiento para ello, a cambio de nada y sí de mucho provecho para el creyente.

VER para CREER es de ignorantes un tanto soberbios que se la dan de listos o no le interesa creer en ciertas cosas y tampoco las quieren VER.

No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Cuando CREEMOS en Dios, se produce el encuentro tan imposible de realizar como es el que se puedan unir Cielo y Tierra.

En todos los milagros que hizo Jesucristo, nunca dijo: Yo te he curado o Dios te ha curado, sino TU FE te ha curado.

Luego nuestra FE es tan PODEROSA que se puede equiparar al PODER de Dios.

Nuestra FE es el punto de encuentro con Dios y el único tributo que le compromete.

En cuanto se hace un acto de FE se nos manifiesta Dios virtualmente.

Puede que muchos digan: Yo tengo FE; pero no siento a Dios.

TENER fe no es suficiente, hay que VIVIRLA en todo momento y a todas horas, sean buenas o malas.

La Escritura dice que: “El Justo VIVE de la FE y no que la TIENE”.

Se puede TENER una magnífica mansión; pero si no se VIVE en ella, no se disfruta.

Jesucristo dijo: El que me sigue no anda en tinieblas.

Para que una FE sea auténtica, tiene que ser CIEGA dándose la paradoja que siempre se podrá VER y caminar “Aunque sea de noche” como decía San Juan de la Cruz.

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