sábado, 6 de agosto de 2011

LA VEJEZ ES UN NUEVO RENACER

La vejez es sinónimo de viejo y lo viejo ya no sirve para nada a no ser que pueda tener en un futuro lejano valor como una antigüedad.

El viejo aunque no quiera, caminará dando pasos vacilantes e incontrolados, comprobando que las piernas son las que mandan, la memoria y los reflejos les fallarán y otras muchas limitaciones corporales como las tiene todo BEBÉ que le demostrarán que está en la antesala o comienzo de una nueva vida.

Dios nos da la vida con la cooperación de nuestros padres sin contar con nosotros.

Vivimos la vida en libertad con todas nuestras facultades a tope y cuando Dios lo cree oportuno, siempre para nuestro bien, nos la QUITA, antes o después y, casi siempre, sin avisar.

A los que llegan a la vejez, deberían saber, al sentirse indefensos, como un bebé, que Dios les está avisando de que están empezando una nueva vida.

Todo el que esté en la TERCERA EDAD sepan, por aquello de “Que a la tercera va la vencida”, que le espera una CUARTA que es la definitiva y ETERNA.

Los que se encuentren en esa feliz situación, “Que le quiten lo bailao” y que estén ALEGRES si lo “bailao” ha estado dentro de la ortodoxia.

Y si han caído “Setenta veces siete” y han y sabido y podido levantarse setenta y cinco veces siete, que vivan tranquilos.

Porque aunque sean conscientes de que están ya en el “Corredor de la muerte”, esperen en la Infinita Misericordia de Dios que al final no le esperará la silla eléctrica sino un sitial GLORIOSO si han vivido correctamente y aguantado con resignación cristiana todas las enfermedades y achaques de la vejez, que se les podrían considerar como un purgatorio anticipado adquiriendo méritos porque el otro sólo serviría para limpiarse de andrajos y entrar debidamente vestidos en la GLORIA.

Como al final de la vida nos examinarán en el AMOR, lo mejor para superar ese examen y con nota, sería vivir como lo hizo San Juan de la Cruz.

“Olvido de lo creado.
Memoria del Creador.
Atención a lo interior,
y estarse amando al AMADO.

Mi alma se ha empleado
y todo mi caudal en su servicio.
Ya no guardo ganado,
ni ya tengo otro oficio;
que ya sólo en AMAR es mi ejercicio.”

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