miércoles, 10 de agosto de 2011

¿QUIÉN FUE EL PRIMER PROSÉLITO JUDÍO EN BAUTIZARSE?

En el capítulo ocho versículo 26 de los Hechos de los Apóstoles se cuenta lo siguiente:

El ángel del señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el mediodía, por el camino que por el desierto baja de Jerusalén a Gaza.

Púsose luego en camino y se encontró con un varón etiope, eunuco, ministro de Candaces, reina de los etíopes, intendente de todos los tesoros. Había venido a adorar a Jerusalén y se volvía sentado en su coche leyendo al profeta Isaías.

Dijo el Espíritu a Felipe: Acércate y llégate a ese coche. Aceleró el paso Felipe y oyendo que leía al profeta Isaías, le dijo: ¿Entiendes por ventura lo que lees?. El le contestó: ¿Cómo voy a entenderlo si alguno no me guía? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase a su lado.

El pasaje de la Escritura que iba leyendo ere este: “Como una oveja llevada al matadero y como un cordero ante el que lo trasquila, enmudeció y no abrió su boca. En su humillación le ha sido sustraída su causa judicial; su generación ¿quién la contará? Porque su vida ha sido arrebatada de la tierra.”

Preguntó el eunuco a Felipe: Dime, ¿De quién dice eso el profeta? ¿De sí mismo o de otro? Y abriendo Felipe sus labios y comenzando por esta Escritura, le anunció a Jesús.

Siguiendo su camino llegaron a donde había agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿Qué impide que sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo dijo: Creo que Jesucristo es el hijo de Dios.

Mandó parar el coche y bajaron ambos al agua, Felipe y el eunuco y le bautizó.

En cuanto subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe, y ya no lo vio más el eunuco, que continuó alegre su camino.

Todo el que quiera AVIVAR su FE, y vivir de ella, que lea las Sagradas Escrituras que son las fuentes que pueden aplacar la sed de Dios.

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