miércoles, 14 de septiembre de 2011

LA VIDA TERRENAL ES UN GRAN ENSAYO DE LA ETERNA.

Vivimos tan enfrascados en consumir nuestra vida, buena o mala, que nos olvidamos que sólo es un ensayo para la GRAN VIDA.

Es hasta razonable que nos olvidemos que existe la ETERNIDAD, dado que la vida es, muchas veces, un tan sin vivir que no nos deja reflexionar.

A veces, nos consolamos pensando “No hay mal que cien años dure”.

Qué pocas veces pensamos que seremos ETERNOS.
Que existen en la vida de cada uno TRES etapas ineludibles.
Que Dios nos dio la vida sin CONTAR con nosotros.
Que cuando lo cree oportuno, nos la QUITA.
Y que nos dará otra vida infinitamente MEJOR.

Por la teoría del Hilemorfismo, la MATERIA puede ser dividida, en teoría, hasta el infinito y por la Ley de la Entropía no desaparece, se TRANSFORMA, por lo tanto aun la MATERIA puede ser ETERNA porque sólo Dios puede hacer que vuelva a la NADA.

Si la MATERIA puede ser eterna, nosotros que somos también espíritus y creados a imagen y semejanza de Dios, no podremos desaparecer sino que al aplicarse la Ley de la Entropía, seremos transformados en espíritus Puros.

Y por la teoría del Hilemorfismo nos convertiremos en algo infinito y ETERNO para bien o para mal.

En este gran Teatro del Mundo cada uno tiene que desempeñar e interpretar el papel que Dios le ha designado, sabiendo crecer y desarrollarse en donde a cada uno le haya tocado vivir.

El Oscar concedido a un Extra tiene los mismos quilates de oro que el concedido a un famoso Protagonista de la película.

Dios da la VIDA ETERNA a todo el que haya interpretado su papel siguiendo las instrucciones del director que en este caso es Dios.

No todos podrán disfrutar por igual porque no todos tendrán la misma capacidad de recepción como tampoco tuvieron los mismos trabajos, tiempo y dificultades en su interpretación.

Cuando a un Santo, ya en la Gloria, le haga ver Dios, como en una película, toda su vida terrenal sentirá más felicidad que el que vea la suya habiéndose salvado por los pelos.

Los que hayan sido martirizados por AMOR a Cristo, quedarán borradas con su sangre todas las escenas que ellos no hubieran querido protagonizar porque el AMOR lo borra todo.

Todo el que quiera que en la película que Dios les pueda proyectar de su vida terrenal no aparezcan escenas no deseadas, que empiecen ya a AMAR mucho a Jesucristo y a la Virgen para que sean sus CENSORES.

Los que en su película puedan contemplar el mucho bien que han hecho a los demás con sus trabajos, investigaciones, descubrimientos y el placer estético y espiritual que siguen dando sus maravillosas obras artísticas, aunque hayan muerto en la miseria y anonimato, también disfrutarán más que el que se ha salvado sin pena ni gloria.

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