Una persona tendrá todo el derecho del mundo de no CREER en La existencia de Dios si después de profundos estudios científicos, filosóficos, teológicos, históricos, sociales, religiosos, o al no tener esa capacidad de trabajo e inteligencia; recurre a los especialistas en la materias, no dejándose engañar ni manipular y con el mismo deseo y honradez para alcanzar la VERDAD, llega a la CERTEZA, aunque sólo sea subjetiva, de que Dios no existe.
El que haya llegado así a esa CERTEZA, admitiendo que es subjetiva y por lo tanto sujeta a ERROR, estará muy cerca de que Dios le conceda el DON de la FE.
Lo más triste, trágico e IRRACIONAL que le puede suceder a una persona es el no QUERER creer en la existencia de Dios por los múltiples motivos personales, sociales, tragedias y reveses de la vida o porque no le convenga creer en un Dios JUSTO que en su día le pueda pedir cuentas.
Los hay que el QUERER creer en Dios lo van dejando y dejando y al final esperan que antes de morir tener tiempo de creer, arrepentirse y salvarse. A Dios nadie le engaña.
Todavía hay algo más triste e incomprensible como es el de los muchos que se dicen creyentes y no practicantes porque no se han molestado en conocer más a ese Dios, en el que dicen que creen y sus vidas no concuerdan con lo que Dios manda.
También los hay creyentes cuyas prácticas son tan rutinarias y superficiales que en nada le ayudan a conocer y amar íntimamente a Jesucristo que es Dios y a la Virgen que es nuestra madre.
A todos estos puede que les suceda lo que cuenta San Lucas en el capítulo 13:
“Recorría Jesús ciudades y aldeas enseñando y siguiendo su camino hacia Jerusalén.
Le dijo uno: Señor ¿Son POCOS los que se SALVAN?
El le dijo: Esforzaos a entrar por la PUERTA ESTRECHA, porque os digo que muchos serán los que busquen entrar y no podrán; una vez que el amo de casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos.
El os responderá. No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Hemos comido y bebido contigo y has enseñado en nuestras plazas.
El dirá: Os repito que no sé de dónde sois. Apartaos de mí todos, obradores de iniquidad. Allí habrá llanto y crujir de dientes.”
sábado, 24 de septiembre de 2011
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