miércoles, 1 de febrero de 2012

¿Por qué pedimos: HÁGASE TU VOLUNTAD?

“Tú, cuando ores, entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

Y orando, no seáis habladores, como los gentiles que piensan ser escuchados por su mucho hablar, porque vuestro Padre CONOCE las cosas de que tenéis NECESIDAD antes que se las pidáis.

Así pues, habéis de orar: “Padre nuestro que estás con los Cielos…….HÁGASE TU VOLUNTAD, así en la tierra como en el Cielo.”(Mt.6)

Si alguno de vosotros, dijo Jesucristo, tuviere un amigo y viniere a él a media noche y le dijera: Amigo, préstame tres panes, pues un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo que darle.

Y él, respondiendo de dentro, le dijese: No me molestes; la puerta está cerrada y mis niños están ya conmigo en la cama, no puedo levantarme para dártelos.

Yo os digo, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, a lo menos por su insistencia se levantará y le dará cuanto necesite.

Os digo, pues: Pedid, y se os dará, Buscad y Hallaréis; Llamad y se os abrirá.

Porque quien pide, recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre, porque vuestro Padre que está en los Cielos, dará cosas buenas a quien se las PIDE.” (Lc.11)

Leyendo estos pasajes evangélicos puede preguntarse:

Si en el Padrenuestro pedimos: HÁGASE TU VOLUNTAD y Dios CONOCE nuestras NECESIDADES.

¿Para qué seguir SUPLICANDO?

Cuando decimos “Hágase TU VOLUNTAD” le estamos dando a Dios un cheque en blanco debiendo saber y ESPERAR que cuando lo haga efectivo será exclusivamente para NUESTRO BIEN.

La insistencia con la que debemos seguir PIDIENDO como nos lo aconseja Jesucristo que lo hizo el amigo importuno es porque lo que Dios QUIERE es precisamente que estemos en CONTACTO íntimo y frecuente con ÉL.

Nada hay más eficaz para conseguir ese CONTACTO íntimo, que el tener que estar SuplicándoLE porque su verdadera felicidad y VOLUNTAD está en DAR siempre que tenga cerca quien lo pueda recibir.

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