miércoles, 7 de marzo de 2012

Yo no he VISTO a DIOS; pero creo que LO he SENTIDO

           En la OSCURIDAD de una habitación no se puede ver a una persona; pero se la puede SENTIR.

          Dios es demasiado GRANDE para poderLO VER; pero se puede PALPAR en toda su grandeza y misterio con OÍR el latido del propio corazón.

         En la noche oscura de la FE no se puede VER a Dios; pero se LE puede SENTIR.

        Tendría yo unos 17 años, un domingo de invierno, y lo sé por el sol que me daba en la acera por donde venía de la Iglesia de oír Misa y comulgar, distraído, cuando de pronto, como en un chispazo, SENTÍ a Dios presente muy dentro de mí. ¿Cómo fue? No lo puedo explicar.

        Creo que fue una manifestación de DIOS PADRE.

        Jamás LO he vuelto a sentir habiendo oído Misas y comulgado miles de veces y lo tengo grabado en mi recuerdo como si hubiera sido ayer.

        Otro domingo, por esas fechas, al salir de presenciar un partido de fútbol, entré en la Ermita de la Virgen de mi pueblo, que estaba cerca del campo para hacer la visita al Santísimo que todos los días la realizaba en mi Parroquia.

        Nada más entrar me arrodillé en el último banco, distraído y con prisas porque tendría que alcanzar a mis amigos para ir al cine con ellos y al observar que el Santísimo estaba en Exposición Menor, SENTÍ, no sé cómo que allí estaba PRESENTE Jesucristo.

       Creo que fue una manifestación del DIOS HIJO.

       Tampoco he vuelto a SENTIRLO jamás, aun después de muchas horas de oración delante del Santísimo.

       Angustiado porque mi hermana mayor tenía que viajar a Madrid para operarse de un quiste hidatídico, entré una tarde en la Iglesia para hacer la visita de todos los días e hice la promesa de no ir al cine durante dos meses, única diversión por aquellos tiempos y también, dije así de pasada:

       “Señor si mi hermana se salva y TU me llamas, TE SEGUIRÉ".

        Me olvidé por completo de aquel ofrecimiento.

       Yo estaba enamoradísimo platónicamente, lo permitido por la edad y por los tiempos de entonces, cuando de un modo casual cayeron en mis manos unas revistillas de “Bromas y de Veras” tituladas, “Valientes” y “Dios lo quiere”.

       De una manera misteriosa se produjo en mi interior un deseo tan profundo de dedicar mi vida por completo al servicio de Jesucristo y llegar a ser misionero de infieles que fui aceptado en la Compañía de Jesús, en donde pasé los mejores 14 años de mi vida en medio de sacrificios, renuncias, pobre, casto y obediente.

      Solicité ser enviado a nuestra Provincia del Ecuador para ser destinado a las misiones, fui aceptado; pero al final por razones ajenas a mí, no me enviaron.

      Pasados los años, fue admitida mi petición de ir al Japón y tampoco se cumplió mi deseo.

      Al dudar de si realmente Dios me había llamado y todo había sido la ilusión juvenil, le dije a mi Padre Espiritual al comienzo de mis estudios de Teología, que si antes de ordenarme me sucedía algo inexplicable, era señal de que Dios no me había llamado y que por lo tanto no debería ordenarme.

      Sucedió lo inexplicable; pero lo mas INEXPLICABLE fue que en aquellos momentos cruciales de mi vida, no me ACORDÉ de que Jesucristo me había llamado, cuando aceptó mi PROMESA de seguirle si me llamaba.

      Promesa que solamente recordé cuando murió esa hermana y yo estaba casado y con tres hijas.

     Creo que en esta situación rocambolesca actuó el DIOS ESPÍRITU SANTO.

     Pasados los años he comprendido que Dios no quisiera que yo fuera enviado a misiones porque no era apto para una MISIÓN tan importante.

     En el atardecer de mi vida la Santísima Virgen, como buena madre, parece ser que quiere dar, en parte, cumplimiento a mis ideales juveniles de consagrarme por completo a Jesucristo porque casi todos los artículos que escribo me surgen cuando rezo el Rosario.

     Como mi primera VOCACIÓN fue la idea y deseo de ingresar en una CARTUJA, que deseché, me ha dado la oportunidad de escribir una NOVELA sobre los cartujos titulada “La Última Oportunidad”.

   Como ingresé en la Compañía de Jesús con la ilusión de dar a conocer a JESUCRISTO en misiones, que hubiera sido como predicar en el desierto, ahora LO estoy dando a conocer a través de Internet en donde tengo ya arrojadas unas quinientas botellas con la satisfacción que me produce el saber que al día me vienen recogiendo esas botellas más de cincuenta lectores.
 

5 comentarios:

Unknown dijo...

Este post que escribió, me dejó asombrada, así mismo siento la existencia de Dios, no lo veo, pero lo siento a veces es como si me hablara, a veces llegan los pensamientos como si los visualizara, aveces siento que voy a enloquecer, a veces creo que es mi imaginación, me han sucedido cosas extrañas mientras rezo el rosario, tanto que he tenido que dejarlo un tiempo, se me ha revelado el nombre de un ángel, y no sé si es el ángel de mi guarda o hasta algún demonio, aveces creo que comienzo a alucinar y todo esto me sucede cuando estoy en gracia de Dios (cuando realizo la comunión, confesión, oración. Quisiera acercarme al sacerdote de mi parroquia, tengo tantos mensajes, que no sé si me creerá o no. Tengo temor, temor a las burlas y el rechazo si digo lo que "siento" que Dios me esta diciendo y tengo también temor a que esto que siento sea de Dios y yo lo esté ignorando. Creo que Necesito su consejo.

Roque Pérez dijo...

Creo, estimana Hada Manzana que si le cuenta todo cuanto me ha dicho a un sacerdote que le podrá interrogar, conocer su formación espiritual y determinar si son cosas de Dios o alguna imaginación involuntaria.
Que Dios la bendiga.

Unknown dijo...

Buen día, yo tuve una situación parecida, desde muy pequeño, 10 años de edad, me llamó la atención ser acólito y de la nada, estando en misa le dije a mi mamá que quería ser acólito, fui a la sacritía y me aceptaron como tal, estuve 5 años como acólito hasta que mi párroco en ese momento QEPD, me mandó al seminario a un curso de acólitos en los tres primeros días de la Semana Mayor y de ahí, me fue llamando más la atención el querer entrar en la vida religiosa y ser sacerdote, fue cuando entré al seminario ese mismo año, apoyado por mi párroco y mis padres y estuve dos años en el seminario, hasta que una situación agena a mi, hizo que fuera apartado de la vida religiosa, en esa ocasión busqué la ayuda de mi guía espiritual y ese día no estuvo presente, tampoco el rector del seminario mayor con el que me llevaba muy bien, lo cual me hizo pensar que tal vez Dios no vio en mi la vocación de difundir su palabra y guiar a su rebaño, intenté regresar años después, 9 años después y platiqué con el que era el promotor vocacional en aquel momento en el que estuve en el seminario y me dijo que podía apoyarme si realmente quería regresar, sin embargo, la vida y Dios me tenían preparado otro camino, pues cuanto estuve a punto de ingresar el pre seminario, tuve que mudarme de ciudad por cuestión laboral, mi familia no pasaba una buena situación y me tuve que decir que si. Ahora tiempo después, me pongo a pensar sobre eso y realmente creo que Dios no vio en mi a un buen sacerdote, pues analizo mucho mis pensamientos actuales y anteriores y he visto un factor muy común en ellos. Me da gusto leer su blog, disfruto mucho su lectura.

Roque Pérez dijo...


Te agradezco estimado Alejandro, que me digas que te da gusto leer mi blog y que disfrutas con sus lecturas, porque demuestra que eres muy religioso y un elegido porque Dios escribe derecho con renglones torcidos por desconocidas circunstancias.

Rodrigo dijo...

Hermano gracias por esos breves pero enriquecedores escritos, lo encontré buscando sí es verdad que Santa Teresa de Jesús dijo ésta cita: Dios escribe derecho en renglones torcidos.
Ojalá nos terminase dede contar cual fue lo extraordinario que lo hizo abandonar la compañía de Jesús