Un día, San Pablo camino de Damasco en busca de cristianos
para encarcelarlos, se vio de repente
rodeado de una luz del cielo, y al caer a tierra, oyó una voz que decía: Saulo,
Saulo,¿Por qué me persigues?. Él contestó: ¿Quién eres, Señor? Y ÉL: Yo soy
Jesús a quien tú persigues. Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que
has de hacer.
En aquel maravilloso día se le abrieron a San Pablo los ojos
cegados por la luz del cielo para atisbar y comprender toda la profundidad y altura del AMOR que
Dios nos tiene y el precio tan alto que tuvieron que pagar el Padre y el Hijo
en el GÓLGOTA para comprar nuestro AMOR.
Impulsado por ese AMOR a Jesucristo y su obra redentora, se lanzó contra viento y
marea, sufriendo toda clase de adversidades, a darLO a conocer, sobre todo a
los gentiles que al comienzo ni lo escucharon.
En su predicación no buscaba el aplauso, el protagonismo y
la satisfacción de sentirse escuchado y amado, sino que lo hacía con el más
puro deseo de que TODOS conocieran el AMOR que Jesucristo nos tiene.
Para
que supiéramos cómo debe ser nuestro amor a DIOS y a los DEMÁS, leamos lo que
dejo escrito en su epístola 1ª a los Corintios cap. 14.
“Si
hablando lenguas de hombres y ángeles no tengo AMOR, soy como bronce que suena
o címbalo que retiñe.
Y si teniendo el don de profecía y conociendo todos los
misterios y toda la ciencia, y tanta fe que trasladase los montes, si no tengo
AMOR, no soy nada.
Y si repartiera toda mi hacienda y entregare mi cuerpo al
fuego, no teniendo AMOR, nada me aprovecha.
El AMOR es longánimo (generoso).
Es benigno.
No es envidioso
No es jactancioso.
No se hincha.
No es descortés.
No busca lo suyo.
No se irrita.
No piensa mal.
No se alegra de la injusticia.
Se complace en la verdad.
Todo lo excusa.
Todo lo cree.
Todo lo espera.
Todo lo tolera.
El AMOR jamás decae.
Las
profecías desaparecen.
Las
lenguas cesarán.
La
ciencia se desvanecerá”.
Ahora permanecen estas tres cosas: La FE, la ESPERANZA, el AMOR; pero
la más excelente de todas es el AMOR.
El AMOR a Dios y a los DEMÁS al ser INVISIBLE pasaría
desapercibido si no se hiciera VISIBLE con las BUENAS OBRAS.
Ese AMOR lo hizo tan VISIBLE San Pablo en toda su vida, que dijo:
“Lejos de mí gloriarme en otra cosa que no sea en Cristo y
Cristo CRUCIFICADO”.
“Vivo
yo, ya no soy yo, es CRISTO quien VIVE en mí”.
“Mi VIVIR es CRISTO”.
“Deseo MORIR Para estar con CRISTO”.
El que SIENTA ese deseo de MORIR, no para librarse de esta
perra vida, sino para estar con CRISTO, es porque ya está disfrutando de su
compañía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario