miércoles, 25 de abril de 2012

MIHI VIVERE CHRISTUS EST. (Mi vivir es Cristo)

         Un día, San Pablo camino de Damasco en busca de cristianos para encarcelarlos,  se vio de repente rodeado de una luz del cielo, y al caer a tierra, oyó una voz que decía: Saulo, Saulo,¿Por qué me persigues?. Él contestó: ¿Quién eres, Señor? Y ÉL: Yo soy Jesús a quien tú persigues. Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que has de hacer.

         En aquel maravilloso día se le abrieron a San Pablo los ojos cegados por la luz del cielo para atisbar y comprender  toda la profundidad y altura del AMOR que Dios nos tiene y el precio tan alto que tuvieron que pagar el Padre y el Hijo en el GÓLGOTA para comprar nuestro AMOR.

         Impulsado por ese AMOR a Jesucristo  y su obra redentora, se lanzó contra viento y marea, sufriendo toda clase de adversidades, a darLO a conocer, sobre todo a los gentiles que al comienzo ni lo escucharon.

         En su predicación no buscaba el aplauso, el protagonismo y la satisfacción de sentirse escuchado y amado, sino que lo hacía con el más puro deseo de que TODOS conocieran el AMOR que Jesucristo nos tiene.

Para que supiéramos cómo debe ser nuestro amor a DIOS y a los DEMÁS, leamos lo que dejo escrito en su epístola 1ª a los Corintios cap. 14.

“Si hablando lenguas de hombres y ángeles no tengo AMOR, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.

         Y si teniendo el don de profecía y conociendo todos los misterios y toda la ciencia, y tanta fe que trasladase los montes, si no tengo AMOR, no soy nada.

         Y si repartiera toda mi hacienda y entregare mi cuerpo al fuego, no teniendo AMOR, nada me aprovecha.

         El AMOR es longánimo (generoso).
         Es benigno.
         No es envidioso
         No es jactancioso.
         No se  hincha.
         No es descortés.
         No busca lo suyo.
         No se irrita.
         No piensa mal.
         No se alegra de la injusticia.
         Se complace en la verdad.
         Todo lo excusa.
         Todo lo cree.
         Todo lo espera.
         Todo lo tolera.

         El AMOR jamás decae.
Las profecías desaparecen.
Las lenguas cesarán.
La ciencia se desvanecerá”.

         Ahora permanecen estas tres cosas: La FE, la ESPERANZA, el AMOR; pero la más excelente de todas es el AMOR.

         El AMOR a Dios y a los DEMÁS al ser INVISIBLE pasaría desapercibido si no se hiciera VISIBLE con las BUENAS OBRAS.
        
         Ese AMOR lo hizo tan  VISIBLE  San Pablo en toda su vida, que dijo:

         “Lejos de mí gloriarme en otra cosa que no sea en Cristo y Cristo CRUCIFICADO”.
“Vivo yo, ya no soy yo, es CRISTO quien VIVE en mí”.
         “Mi VIVIR  es CRISTO”.
         “Deseo MORIR Para estar con CRISTO”.

         El que SIENTA ese deseo de MORIR, no para librarse de esta perra vida, sino para estar con CRISTO, es porque ya está disfrutando de su compañía.

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