El no tener ningún trabajo, ni tarea,
ni obligación, o sea lo que se dice estar OCIOSO que es lo que genera más aburrimiento, cansancio
y, a veces, es la madre de todos los vicios.
¿Cuántas veces hemos oído decir: Estoy cansado y
aburrido de no hacer nada? A veces, para matar ese aburrimiento nos lanzamos a unas diversiones
de tal forma que terminamos diciendo: ¿Qué cansado es divertirse?
Aunque no se tenga trabajo, ni tarea ni obligación en
lo que se refiere a lo corporal, existe una ociosidad muy gratificante y que
mata por completo el aburrimiento:
Emplear el
pensamiento en cosas espirituales, o sea dedicarse a la contemplación de todos
los misterios y maravillas que Dios ha creado a
nuestro alrededor, es lo que hacen tantos monjes y monjas de vida
contemplativa, aunque también hacen algunas tareas domésticas.
Los que se sientan ociosos, aburridos y no sean
capaces de alcanzar la contemplación, podrán dedicar algún tiempo a rezar por
ejemplo el Santo Rosario tan desprestigiado porque se suele rezar mal y sobre
todo por tener que hacerlo en común y a una hora determinada.
Se puede rezar en privado y sobre todo hacerlo
meditando más los misterios que en
vocalizar las Aves Marías.
Lo que más evita el aburrimiento es una buena lectura.
¿Cuántas veces leemos el Evangelio?…El Papa Benedicto XVI dice que
actualmente se lee muy poco la Sagrada Escritura.
Cuando yo era joven alguien me dijo mostrándome la Biblia:
AQUÍ ESTÁ TODO
LO QUE DIOS HA DICHO.
Aquello me
impactó.
¿Se puede saber algo más IMPORTANTE?
Existe una ociosidad SUBLIME que han practicado muchos
buenos cristianos y sobre todo los santos, entre ellos San Juan de la Cruz que nos lo dejó escrito
así:
“ Mi alma se ha empleado
y todo mi caudal en su servicio.
Ya
no guardo granado,
ni ya tengo otro oficio;
que
ya sólo en amar es mi ejercicio”.
AMAR y ser AMADO por DIOS es lo que haremos por toda
la ETERNIDAD.
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