Si hay algo que todo el mundo teme, rechaza, odia y
desconoce lo que vale, es el DOLOR.
Como
en esta vida. “Hay que tener más paciencia que el Santo Job”, Leamos brevemente
lo que cuenta la Biblia.
“Había
en tierra de Hus un varón llamado Job, hombre íntegro y recto, temeroso de Dios
y apartado del mal.
Un
día Yavé preguntó a Satán: ¿De dónde vienes? Respondió Satán: de dar una vuelta
por la tierra.
- ¿Has
reparado en mi siervo Job, pues no lo hay como él en la tierra, varón íntegro y
recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
- ¿Acaso
teme Job a Dios en balde? ¿No le has rodeado de un vallado protector a él, a su
casa y a todo cuanto tiene? Pero extiende tu mano y tócale en lo suyo y
veremos si no te maldice en tu rostro.
Yavé
dijo a Satán: - “Mira, todo cuanto tiene lo dejo en tu mano; pero a él no lo
toques”.
Satán
no se anduvo por las ramas y empezó a hacer de las suyas arrebatándole todos sus hijos de un modo cruel y escalonado,
aniquilando su ganado y todas sus tierras.
“Ante
tales tragedias, Job echándose en tierra, adoró diciendo: “Desnudo salí del
vientre de mi madre y desnudo tornaré a ella, Yavé lo dio y Yavé lo ha quitado.
¡Bendito sea el nombre de Yavé!”
Satán
consiguió que Yavé le diera permiso para que sin matar a Job hiciera con su
cuerpo lo que quisiera y con todo el ensañamiento lo hirió con una úlcera
maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Rascábase
con un tejó y estaba sentado, sobre la ceniza.
“Díjole
entonces su mujer: - ¿Aún sigues tú aferrado a tu integridad? ¡Maldice a Dios y
muérete!; Pero Job replicó: “Como mujer necia has hablado. Si recibimos de Dios
los bienes. ¿Por qué no también los males?
Yavé
bendijo las postrimerías de Job más que en sus principios. Tuvo catorce hijos y tres hijas. Vivió Job
ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la
cuarta generación y murió anciano y colmado de días.
Job fue una prefigura de lo sucedería con
Jesucristo.
Hoy
podríamos pensar que si Dios le preguntara a Satanás:
-
¿De dónde vienes?
- De
dar una vuelta por la tierra, y posiblemente le respondería:
-
He visto a un tal Jesús que hace muchos prodigios en tu nombre y predica una
doctrina que me está haciendo mucho daño.
- Ese
Jesús es mi hijo en quien tengo puestas todas mis complacencias.
- Pero
¿No será Dios como TÚ?
-
Pues sí; pero ahora es un HOMBRE verdadero.
- Entonces
está invadiendo mi reino y por lo tanto, me lo cargaré.
-Te
doy permiso para que lo tientes, y azuces a tus seguidores para que lo persigan
y lo odien; pero te advierto que cuando tu consigas lo que sé que piensas hacer
con EL, habrás perdido la
GUERRA aunque hayas ganado muchas batallitas.
- Perderás
poder terrenal, te arrebataremos a muchísimos seguidores de mi Divino Hijo,
para DIVINIZARLOS y te quedarás tú
solito con tus SATANIZADOS.