sábado, 16 de junio de 2012

¿Cómo se puede IR y VOLVER sin MOVERSE?

               Una vereda, que serpea extensos pinares, conduce a un agreste paraje, donde las aguas ventisqueras estrenan garganta y los picachos contemplan, de lejos, impávidos desde su atalaya, la soledad de una casita con su majada.

            Un pastorcillo desciende de las montañas con su perro, sus cabras y el frío que le viene pisando los talones. Ardillero se cuela detrás y se sienta en sus patas traseras junto al rescoldo de la chimenea y con la lengua colgando no pierde de vista a su pastorcillo que anda preparando la cena."Vaya vida perra que nos chupamos los dos" - dice el pastorcillo al tiempo que le echa algo de su comida al perro.

           La noche juntó el cielo con la tierra y el frío se tumbo en los campos. Dentro de la casita, la luz tenue del fuego y un pastor cincelado a golpe de ilusión y soledad. El valle enfurecido al sentir encima el peso del frío y de la noche, desencadenó una tormenta y como llovido del cielo, aparecía y desaparecía con el relámpago un hombre que se acercaba a la casita. El perro ladró, la puerta golpeada chirrió al ser empujada y el agua y el frío se colaron de cara.

            - ¿Hay cobijo para un viejo calado?

- Donde cabe uno, mejor dos. "fuera la soledad" arrímese aquí - dijo el pastorcillo amontonado leña y soplando el rescoldo.
-  Amaneció un sol que jugaba al esconder con las nubes. El juego despertó al perro y a las cabras. El campo bostezó y se llenó de trinos. Pastor y desconocido se vieron bien las caras, se observaron profundamente y congeniaron.

            - ¿ Qué tiene en ese maletín?

          - Un Stradivarius - al tiempo que lo sacaba con mucho mimo y se lo colocaba con rito, casi sagrado, entre barbilla y hombro.

            - Yo también sé tocar - dijo cogiendo el caramillo - pero me gusta más eso.

            - Si quieres, yo te puedo enseñar.
           
           - Quiero aprender cuanto me enseñe. La soledad me ha reventado el alma de ambiciones.¿Cómo deja el mundo que yo ambiciono y se viene al mío que desprecio?

- Eso es el mundo. Unos van y otros vienen. Muy pocos saben de dónde vienen y a dónde van. Unos suben y otros bajan. Saber subir sin soberbia y bajar sin caer, es lo que importa. Un día me quise ir como tú y me fui. Ahora vuelvo. Para volver, necesariamente hay que ir. Merece la pena arriesgarse. La vida es eso, riesgo. Ya lo verás. Lo tienes que ver y vivir tú. Será tu vida, no la mía. Ni tú me puedes empujar nuevamente, ni yo retenerte. La vida que es maravillosa y única la de cada uno es de nuestra exclusiva propiedad; pero recuerda que la de aquí abajo es un PARÉNTESIS.

         Durante años compartieron soledad-ilusión, enseñanza-aprendizaje, fantasía-experiencia, ímpetu-calma, sabiduría-ignorancia,  coraje-madurez, vejez-juventud.

          De este amasijo salió un pastor con el bagaje de arte y conocimientos suficientes para enfrentarse a un mundo nuevo, desconocido y dispuesto a estrenar nueva vida.

        A la puerta de la casita se quedó un día el viejo mirando al pastorcillo, con el maletín del stradivarius, alejarse por la vereda, cabalgando en su ilusión y pensando:

      “Qué bonito ver PARTIR de nuevo la propia ilusión y al mismo tiempo sentir ya el descanso del RETORNO.”  

        IR y VOLVER sin moverse y no obstante VIVIR. Qué descanso tener ya casi VIVIDA la VID. Cuánta ilusión, cuánta nostalgia. Eso es la vida.

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