martes, 11 de septiembre de 2012

"HAZ CIEN y no HAGAS UNA y no habrás hecho NINGUNA"


          Por desgracia este refrán está tan al orden del día entre nosotros que ni Dios se libra de que se lo apliquemos porque  el OLVIDO y el ser DESAGRADECIDOS es, muchas veces, nuestro mejor comportamiento.

Aunque Jesucristo dijo que para entrar en el Reino de los Cielos, habría que hacerse como niños porque todo lo CREEN, todo lo ESPERAN y AMAN puramente, también, algunas veces, teniendo mil juguetes, al encabritarse por un juguete prohibido, llaman MALOS a sus padres.

Nuestras vidas están sembradas de BUENAS y MALAS SUERTES;
pero cuando nos visita una de las MALAS, nos enfadamos con Dios y nos olvidamos de las muchas BUENAS.

Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un viejo caballo para labrar su campo. Un día el caballo escapó a las montañas.

Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaban para condolerse con él y lamentar su desgracia, el labrador le replicó
 ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!

 Una semana después, el caballo volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballo salvaje. Entonces los vecinos felicitaron por su buena suerte. Este les respondió: ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!

Cuando el hijo del labrador intentó dominar uno de aquellos caballos salvajes, se cayó y se rompió una pierna.

Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador, quien se limitó a decir: ¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién lo sabe!

Unas semanas más tarde, el ejército entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando  vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo.

 ¿Había sido buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!

Aunque se dice y, con mucha razón, que la SUERTE hay que buscarla, no olvidemos que la VOLUNTAD de Dios BUENA o MALA será siempre nuestro DESTINO, sabiendo que será el que más nos conviene y contra el cual no se puede luchar.

Cuando nos visite una mala suerte, no seamos como los niños llamando MALO a Dios y jamás dudemos de su EXISTENCIA.

         ¿Quién contra Dios que es nuestro PADRE? 

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