sábado, 2 de febrero de 2013

¿Cuáles son los DOS PODERES tan DISTANTES y DISTIINTOS?


          ¿Quién pudiera fundir los PODERES de la IGLESIA y de los PARTIDOS en una campana que a su toque honrado,  justo,  solidario y sin partidismos extremosos acudiéramos todos hermanados?

Esto sería una utopías realizable si desapareciera por completo el odio y el ansia de revanchismo de una parte y dejara de legislar, para herir sentimientos muy profundos de otros muchos millones, al menos, así lo parece.

¿Por qué el empeño de llamar Matrimonio la unión de dos hombres o dos mujeres, cuando hubiera sido tan fácil como denominarla UNIÓN de pareja?

Han creado inútiles enfrentamientos. ¿Dónde está el diálogo y el talante conciliador?

El partido que sea al mismo tiempo pirómano y bombero, no podría ni debería ser creído y mucho menos votado.

¿Por qué se quiere imponer una educación  libertaria, sin esfuerzo, sin sacrificio, sin fundamento como sería el santo temor de Dios, que es el principio de la sabiduría y cuando se producen los desmanes y violencias que estamos sufriendo, se tienen que apagar con más policías y cárceles?
        
¿Por qué se permiten y fomentan los botellones y al mismo tiempo se legisla prohibiendo la venta de alcohol a los menores?

¿Por qué se le permite a una niña abortar sin el consentimiento de los padres y no la pueden operar de cualquier otra enfermedad sin la autorización de los padres?

Se están dando tantas contradicciones en legislar, que da la sensación de que se legislas a lo loco, porque a lo loco se vive mejor o porque se quiere ir contra la Iglesia.

La Iglesia no tiene más poder que su palabra y sus miembros docentes, apenas cobran para mal vivir. Si vivieran tan bien como algunos piensan, los Seminarios y Conventos estarían a tope, dado el paro que hay.

¿Por qué se le quiere marginar y se le odia tanto, cuando es la que tiene  más obras sociales, y todo a cambio de odio y marginación?

Sería saludable para todos que se escucharan las palabras, que, más o menos, ha pronunciado José Bono, de que el partido se tendría que renovar incluyendo en su programa algo del cristianismo.

Recuerdo que cuando iba a la escuela pública y sin crucifijos, mis adversarios políticos  me decían que Jesucristo fue el primer socialista.

Si así lo siguen creyendo ¿Por qué no lo imitan?

Entonces podría sonar esa campana llamándonos a la unión y a la hermandad y se daría el progreso auténtico.

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