domingo, 5 de enero de 2014

TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA


         El que esté aburrido, cansado y asqueado de OIR, VER o LEER  tanta palabrería necia, insultante, mordaz, mentirosa, calumniante, ineficaz y DESTRUCTIVA, que lea lo que  San Juan Evangelista dejó escrito al principio de su Evangelio  sobre el VERBO (que es la PALABRA de DIOS)

         Al principio era el VERBO
         y el Verbo estaba en Dios.
         y el Verbo era DIOS.

         Todas las cosas fueron hechas por ÉL
         En ÉL estaba la Vida
         y la Vida (palabra) era la luz de los hombres.

         La luz (palabra) luce en las tinieblas,
         Pero las tinieblas no la acogieron.

         Leamos también en el capítulo 6 de San Juan la TRANSCENDENCIA que tienen esas PALABRAS DE VIDA ETERNA porque también nos darán VIDA TERRENAL ya que  son Palabras CONSTRUCTIVAS y de auténtico PROGRESO.

           “Habiendo hallado a Jesús al otro lado del mar, LE dijeron:
Rabbí, ¿Cuándo has venido aquí? Les contestó Jesús y dijo:
         Vosotros me buscáis no porque habéis visto los milagros, sino porque habéis comido los panes y os habéis saciado.
         Procuraos no el alimento PERECEDERO, sino el alimento que PERMANECE hasta la vida eterna.
         Dijéronle, ¿Qué haremos para hacer las obras de Dios?
         Respondió Jesús: La obra de Dios es que CREÁIS en aquel que El ha enviado.
         Ellos le dijeron: TÚ ¿Qué señales haces para que veamos y creamos? ¿Qué haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto.
         Díjole Jesús: Moisés no os dio pan del cielo; es mi Padre el que os dio el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que bajó del cielo y da la vida al mundo.
         Dijéronle ellos: Señor danos siempre ese pan.
         Les contestó Jesús: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, ya no tendrá más hambre y el que cree en mí, jamás tendrá sed.
         Pero yo os digo que vosotros me habéis visto y no me creéís.
         Esta es la voluntad de mi padre, que todo el que ve al Hijo y cree  en EL tenga la vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.

         Yo soy el pan vivo bajado del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre, y el pan que yo le daré es mi carne, vida del mundo.

         Disputaban entre sí los judíos, diciendo:

         ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?.

         Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo de hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros.

         Porque mi CARNE es verdadera COMIDA y mi SANGRE es verdadera BEBIDA.
         El que come mi carne y bebe mi sangre ESTÁ EN MÍ  y YO EN ÉL.

         Luego de haberLO oído, muchos de sus discípulos dijeron:

         ¡Duras son estas palabras! ¿Quién puede oírlas?

         (¿Tendríamos que ser antropófagos?. Esto no hay quien lo entienda, es lo que muchos podrían pensar y decir hoy.

¿Quién entiende que de la unión de un espermatozoide y un óvulo puedan nuestros padres habernos dado el cuerpo de CARNE y Dios la VIDA?)

Desde entonces muchos de sus discípulos se retiraron y ya no le seguían.
        
Y dijo Jesús a los doce: ¿Queréis iros vosotros también?

Respondióle Simón Pedro: Señor, ¿A quién iríamos?

         TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA

         Aunque sólo Dios pudo pronunciar tales PALABRAS, nosotros seguimos sin CREERLAS ni tenerlas en cuenta y así nos va la vida.

         El día que digamos “Señor TÚ tienes palabras de Vida Eterna” y obremos en consecuencia, empezaremos  a gozar ya aquí TEMPORALMENTE algo de esa VIDA ETERNA,  


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