sábado, 17 de mayo de 2014

¿POR QUÉ CONFIAMOS EN DIOS CON FRENO Y MARCHA ATRÁS?


             Todos estamos de acuerdo en teoría y creemos lo que nos dice el Evangelio que si queremos vivir tranquilos tendremos  que confiar plenamente en Dios, como lo hacen los niños cuando huyendo de aun peligro se echan en los brazos de sus padres.

           Los  niños lo consiguen porque:

 Creen que su padre es PODEROSO
,
Que son QUERIDOS

Y no DUDAN  ni un momento de que los LIBRARÁ porque se sienten indefensos.

Y nosotros ¿Creemos que Jesucristo que es Dios es tan PODEROSO que nos puede librar de cualquier adversidad
.
Y que como buen PADRE nos QUIERE,
Y que nos sentimos INDEFENSOS?

Para afianzar nuestra CONFIAZA en la DIVINA PROVIDENCIA, sepamos  los que Jesucristo nos dijo: (Mt.6-v.25).

“No os inquietéis por vuestra vida, por lo que habéis de comer o de beber, ni por vuestro cuerpo, por lo que habéis de vestir
¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad cómo las aves del cielo no siembran ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta.
 ¿No valéis vosotros más que ellas?
Los gentiles se afanan por todo eso; pero bien sabe vuestro Padre celestial que de todo eso tenéis necesidad.

Buscad, pues, primero el REINO  y su justicia y todo eso se os DARÁ por añadidura.”

Aun cuando creamos todo esto, nos puede saltar la incertidumbre, como si fuera un FRENAZO, de que no se cumpla lo que deseamos, sino lo TEMIDO que nos hace vivir en un no sin vivir.
.
Ante esa incertidumbre e intranquilidad habrá llegado el momento de mirar hacia ATRÁS y si se tiene buena memoria, no tendrá más remedio que comprobar que en situaciones similares, al cumplirse lo tan TEMIDO y no lo deseado, hemos salido ganando, porque Dios siempre escribe derecho y, a veces, con renglones muy torcidos.

Al comprobar esa realidad, podremos levantar el FRENO para seguir caminando CONFIADOS, aunque no se pueda  evitar sentir un cierto miedo de que no se consiga lo tan deseado

El tal  MIEDO se debería  aceptar como el pequeño TRIBUTO que habría que pagar para poder seguir caminando un tanto tranquilos y esperanzados y porque nos veríamos  obligados vivir C ONECTADOS con Jesucristo  que es lo que ÉL más quiere de nosotros..

Todo esto lo podremos vivir PLENAMENTE cuando seamos capaces de ABRAZARNOS a Jesucristo tan REAL y PALPABLE como lo era nuestro padre, cuando éramos niños.

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