Muchos
se podrían hacer esta pregunta en estos
días en los que mueren tantos por
carecer de vacuna y de remedios eficaces contra el Ébola
Dios
nos ha dado la vida, la inteligencia, la libertad y otras muchas cualidades
para que con ellas podamos y hagamos lo que más nos convenga, sabiendo que tenemos una capacidad, casi infinita de
progresar sin que ÉL tenga que intervenir de un modo directo.
Desde allá arriba, también desde la Eucaristía y todavía más
cerca puesto que el reino de los cielos está dentro de nosotros, Dios nos mira
y espera orgulloso de que estudiemos y trabajemos para ir progresando a nuestro
ritmo y nunca al suyo, como sería
revelarnos todos los secretos de las ciencias porque nos produciría el mismo
efecto si a un niño le dieran de golpe todos los juguetes.
¿Por qué nacemos desnudos y morimos sin nada en los
bolsillos?
Porque Dios nos da el principio y el fin de una vida que
nosotros deberíamos rellenar de buenas
obras, para en parte, merecernos una vida infinitamente MEJOR
En las tragedias griegas los espectadores sabían el final y
lo que les interesaba era ver cómo las interpretaban los actores.
Pues Dios, que sabe de antemano todo lo que nos va a suceder
en la vida a cada uno de los siete mil millones, quiere vivirlo en persona y
verlo cómo lo interpretaremos.
Todo buen padre e inteligente prefiere que los hijos con su
estudio y trabajo vayan labrándose su porvenir y disfruta más viendo cómo lo
hacen ellos personalmente que el habérselo procurado él previamente.
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