sábado, 27 de septiembre de 2014

¿POR QUÉ LA MUERTE ES LA TUTORA DE LA VIDA?

          Porque la muerte es la que nos abre la puerta para que nuestra vida se transforme para bien o para mal.

La Vida y la  Muerte no son DOS verdades, sino UNA: la VIDA porque  la muerte ha desaparecido.

Como con la Muerte invisible e insobornable, nuestra vida se prolongará eternamente  nos debería recordar  que después de ella empezará otra vida con sólo dos caminos, no paralelos sino completamente opuestos: Al Cielo o al Infierno.

Así de claro y contundente por muy desagradable que nos sea reconocerlo.

¿Cómo podremos tener la certeza de que existen el Cielo y el Infierno?

Los Evangelios están plagados de testimonios en los que el Cielo y el Infierno son protagonistas.

Jesucristo habla en el Evangelio 15 veces del infierno y 14 veces dice que en infierno hay fuego.

El Buen Ladrón suplicó a Jesucristo clavado de pies y manos en la Cruz que  se acordara de él cuando llegara a su Reino:

“HOY MISMO ESTARÁS CONMIGO EN EL PARAÍSO”

Fue la respuesta más contundente de Jesucristo de que el Cielo existe

San Pablo en su segunda carta a los Corintios capítulo 12 dijo:

“Si es menester gloriarse, aunque no conviene, vendré a las visiones
:
“Se de un hombre en Cristo que hace catorce años – si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, tampoco lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado hasta el tercer cielo; y sé que este hombre – si en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe, - fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede decir.”

Cuando estaban apedreando a San Esteban, dijo:

“Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie, a la diestra de Dios”

         Entres las muchas visiones que tuvo Santa Teresa de Jesús del Cielo y el Infierno, voy a transcribir resumidas las siguientes:

         “Cuando supe que  era muerto nuestro Provincial, díome mucha turbación, porque temí su salvación. Rogué a Dios por su alma.
         Estando pidiendo esto al Señor, salía del profundo de la tierra a mi lado derecho, y vile subir al Cielo con grandísima gloria.
         El era ya bien viejo, mas vile de edad de treinta años y aun menos me pareció, y con resplandor en el rostro”

         “Murió cierta persona que había vivido harto mal y sin confesión, mas con todo esto no me parecía a mí que se había de condenar.
         Estando amortajando aquel cuerpo, vi  muchos demonios tomar aquel cuerpo y parecía que jugaban con él y con garfios grandes le trían de uno a otro.
         Cuando echaron el cuerpo en la sepultura, era tanta la multitud que estaban dentro para tomarle, que yo estaba fuera de mí de verlo”

         Voltaire (Francisco Mª Arouet) que murió el 31 de Mayo de 1778 a los 84 años, que fue un hombre  impío y blasfemo y que tenía por lema “Destruid a la infame” o sea a la Iglesia dijo:
         Jesucristo necesitó doce apóstoles para propagar el cristianismo, yo voy a demostrar que basta uno solo para destruirlo.
         Pero se fue a la tumba sin conseguirlo.
         En la hora de la muerte pidió un sacerdote; pero sus amigos se lo impidieron.
         Murió con horribles manifestaciones de desesperación, bebiéndose sus propios excrementos, como cuenta la marquesa de Villete en cuya casa murió.

         Azaña, que tanto persiguió a la Iglesia, se confesó antes de Morir.
         Mons. Theas afirmó que confesó y le dio la extremaunción que recibió con plena lucidez y por petición suya, en el Hotel du Midi de Montauban (Francia) donde murió diciendo: “Dios mío, misericordia”

         François Miterrant,, encarnizado anticlerical, agnóstico duro y puro, quiso morir con los sacramentos de la Iglesia.


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