lunes, 13 de octubre de 2014

                ¿CÓMO TRATAR A DIOS?
         Todos sabemos que cuando  tratamos de tú a tú  con una personalidad, lo tendríamos que hacer dignamente, cosa que muchas veces no lo hacemos con Dios

         ¿Es que el rezo no es un trato digno con Dios?

         ¿Cómo calificaríamos el comportamiento del que fuera a visitar a un Ministro y estuviera distraído mirando la suntuosidad de su despachos mientras le pedía el favor y luego se quejara de que no le había hecho ni caso?

         ¿En qué pensamos cuando hacemos nuestros rezos?

         El trato con Dios no está en los muchos rezos porque casi nunca pensamos que Dios está a nuestro lado o, como mínimo, que nos oye y nos ve.

         Bien claro le dijo Dios a Abraham: “Camina en mi presencia y serás perfecto” “Ambula coram me et  esto perfectus”

         Por lo tanto, no convirtamos nuestros rezos como algo rutinario y mecánico, como lo hacemos al santiguarnos, rezar el Padrenuestro o el Ave María sin pensar ni un momento en Dios.

         Se cuenta que un fraile preguntó a Roma si podría fumar mientras rezaba el Oficio Divino, a lo que respondieron negativamente.

         Otro preguntó que si mientras fumaba, podría rezar, ¡Ojala se rezara cuando se fuma o se divierte! Le respondieron.

         Porque la oración que verdaderamente llega a Dios y nos da tranquilidad no es solamente pronunciar oraciones vocales si no están en el pensamiento y en lo profundo de nuestro ser.

         ¿Se podría estar viendo TV o cualquier otro espectáculo y al mismo tiempo, acordarse de vez en cuando de Dios?

La Vizcondesa de Jorbalán, hoy Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, cuando por necesidades sociales, dado que pertenecía a la nobleza tenía que asistir a teatros y recepciones, dejó escrito que ella salía de los teatros sin haber perdido ni un instante la presencia Divina.

         Es verdad que no todos seríamos capaces de mantener esa intimidad con Jesucristo;

¿Pero que trabajo nos costaría si antes de dormir, rezáramos, y no digo  una oración que, muchas veces, recitamos maquinalmente, sino pensar  unos minutos en Jesucristo o en la Virgen nuestra madre, dándole muy conscientes y con cariño las “Buenas noches” y al levantarnos darles los “Buenos días" y durante el día, en medio de las faenas, levantar nuestro pensamiento hacia Dios que sabemos y creemos que nos mira y nos oye?

         Desde pequeño nos enseñaron que antes de acostarse y al levantarse habría que rezar ciertas oraciones y aunque se hicieran  maquinalmente, también se pensaban en los angelitos.

         Ahora recuerdo que cuando tenía unos cuatro años me enseñaron en la catequesis a cantar lo siguiente:

                   En mi casa solo hay uno,
                   que no reza al levantarse,
                   se levanta y se sacude,
                   la zanguanga y a la calle.

                   Para el Cielo ir,
                   ora sin cesar
                   y los Mandamientos
                   y los Mandamientos
                   fielmente guardar.


         Como mínimo, esto sería la quinta esencia del comportamiento del cristiano con Dios. 

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