sábado, 6 de junio de 2015

¿POR QUÉ DIOS CONDENÓ A LOS ÁNGELES Y NO A NOSOTROS?


          Haciendo teología-ficción, podríamos pensar que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que no tuvieron principio y habiendo vivido solos, en su tiempo, no en el nuestro, decidieron crear a los ángeles con un poder omnímodo; pero que al saber  que Dios nos iba a crear a nosotros tan a la imagen y semejanza suya que podríamos ser procreadores de nuevas vidas, cosa que ellos no podrían hacer, se rebelaron muchos  por envidia, poco inteligentes y por soberbia, no queriendo reconocer que todo el poder que tenían se lo había dado Dios.

         Dado que ellos quisieron vivir por su cuenta y riesgo, Dios se vio en la obligación de arrojarlos al Infierno por toda la eternidad y sin posibilidad de retorno, cosa muy distinta a la nuestra en la que podemos volver al Paraíso.

         Queda de manifiesto que la rebelión de Luzbel y compañía fue mucho más ignominiosa para Dios que la desobediencia de Adán y Eva

         Por eso cuando quebrantamos alguno de los Diez Mandamientos, estamos desobedeciendo a Dios; pero si es por debilidad, que se podría considerar como un engaño, tiene cierto perdón con sus condiciones como el arrepentimiento y petición del debido perdón.

Todos somos pecadores y por lo tanto desobedecemos a Dios que es nuestro Padre; pero si nos humillamos y nos reconocemos culpables y LE pedimos perdón como está mandado, seremos perdonados.

Hay pecadores que cometen toda clase de tropelías a sabiendas que hacen el mal; pero al sentirse con mucho poder para cometerlos porque   se creen dioses y no aceptan que si  tienen poder es porque se lo ha dado Dios, y encima niegan su existencia, o quieren que no exista, ellos mismos están rechazando la mano que Dios  y así caen en el infierno que es lo que realmente han creado con sus comportamientos, al querer  crear otros Paraísos a su medida

Quien hablare contra el Hijo del hombre será perdonado; pero quien hablare contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero.

Es lógico que nadie pueda ser perdonado ni socorrido por un Dios que NO EXISTE.

Si hacemos un recorrido por la historia han existido, existen y existirán, por desgracia, tales pecadores


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