“Si hay algún hombre representativo de
mi raza es Iñigo de Loyola, hidalgo guipuzcoano que fundó la Compañía de Jesús” Esto
es lo que escribió Unamuno de San Ignacio de Loyola, cuya fiesta se celebra hoy
31 de Julio.
Se nace donde Dios y los padres quieren;
pero se puede vivir donde uno quiera.
San Ignacio nació en Guipuzcoa en 1.491,
siendo el decimotercero hijo de una familia poderosa. No conoció a su madre y
fue criado por una nodriza campesina.
A la muerte de su padre, se marchó a
Arévalo a vivir con su pariente Juan Velázquez de Cuellar, contador real. En
Arévalo aprendió el manejo de las armas.
Como buen caballero idealista y
romántico, andaba ansioso de encontrar, al menos en sus sueños, una dama a
quien servir.
En Valladolid tuvo la ocasión de
participar en justas y torneos en honor de la hija menor de Doña Juana la Loca , de la que al recibir
fugazmente una sonrisa cuando se cruzaron sus miradas, la hizo dama de sus sueños.
La “Tal dama de sus sueños no era ni
duquesa, ni condesa, sino de más alto rango”, según dijo más tarde.
Dios lo tenía predestinado para que
sirviera a otra Dama del máximo rango y así dispuso que al caer herido en el
sitio de Pamplona, leyera en su convalecencia, al no tener libros de
caballerías, la vida de Jesucristo y de santos, sintiendo tal conversión
interior que su único deseo era hacer lo mismo.
“Si Santo Domingo y San Francisco hizo
esto, yo lo tengo que hacer”, decía
Se enamoró de tal modo de Jesucristo que
a toda costa quiso peregrinar a Jerusalén, y al pasar por Barcelona permaneció
de rodillas toda una noche delante de la Virgen de Montserrat velando sus nuevas armas de
caballero de Jesucristo.
Se retiró a una cueva de Manresa donde llevó
una vida tan intensa de oración y sacrificios que dejó quebrantada su salud.
Allí escribió sus famosos Ejercicios Espirituales.
Más tarde, ya mayor y casi sin estudios,
recorre las universidades de Salamanca, Alcalá de Henares, terminando en la Universidad de Paris,
donde conquista a otros estudiantes, entre ellos a San Francisco Javier, con
quienes fundó la Compañía
de Jesús.
En 1.551 fundó el Colegio Romano que
después se llamaría la Universidad
Gregoriana donde se han formado muchos Papas, Cardenales,
Obispos y sacerdotes.
San Ignacio quiso que sus hijos, los
jesuitas, ya trabajaran como misioneros, investigadores o educadores, lo
hiciesen siempre a la mayor gloria de Dios (Ad Maiorem Dei Gloriam) A.M.D.G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario