En un texto caldeo grabado en piedra hacia el año dos mil
antes de Cristo, se dice lo siguiente:
“Nuestra
juventud es decadente e indisciplinada. Los hijos no respetan ni escuchan ya
los consejos de sus mayores. El fin de los tiempos está cerca”
Y ciertamente
fue profético, porque realmente con la venida de Cristo, empezó a desaparecer
el paganismo y surgió el cristianismo, principio y raíz de todo progreso
material y espiritual.
Ahora
por una equivocada, partidista, interesada y prolongada educación sin
principios éticos, morales, religiosos y sin exigir disciplina y esfuerzo
porque eso no le gusta a la mayoría que
siempre protesta y es la que da votos, estamos en manos de algunos que dicen:”
Comamos y bebamos que mañana moriremos” como antaño, por lo tanto de progreso,
nada.
Aunque
parezca contradictorio, el progreso un tanto desmelenado en el que estamos
sumergido, véase Internet con sus múltiples aplicaciones, nos estamos olvidando
de la buena educación, siendo el tuteo, los malos modales, la vestimenta descuidada, como signo de identidad, de
moda y, a veces señal de poder etc.etc. y todo esto y más se toma como si fuera lo
más progresista.
Da
la sensación de que unos jóvenes y no
tan jóvenes desencantados, cabreados o
deseando tener una ocupación y otros por motivos y razones inconfesables, se
alistan a partidos emergentes con el deseo de gobernarnos sin formación ni
experiencia.
¿No
habrá alguien detrás de todos estos despropósitos que están cometiendo, precisamente los que han emergido súbitamente
para sacarnos de la miseria y nos están desprestigiando para hundirnos?
Gracias a Dios, algunos, aunque pocos,
voluntariamente soportan muchos años de estudio y vida sacrificada en lo mejor
de sus vidas, y no para conseguir un trabajo muy remunerado, sino para dedicar
toda su vida al SERVICIO DE DIOS Y DE LOS DEMÁS como curas rurales y a veces, con varias parroquias, por escasez, o marchándose a países lejanos, a sabiendas que podrán coger
enfermedades mortales y que sobre todo que serán criticados, odiados, perseguidos y
hasta martirizados, aquí y allá
Y resulta que esas heroínas y héroes anónimos son los que
posiblemente estén consiguiendo que Dios no nos destruya, dado lo canallas que
somos, como lo tuvo que hacer con Sodoma porque no encontró ni DIEZ JUSTOS como
se lo estaba implorando Abraham.
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