domingo, 25 de octubre de 2015

¿Por qué con POCA FE nos PODREMOS SALVAR?

         Charles H. Spurgeon dijo:
         POCA FE bastará para llevarnos al Cielo.
         UNA GRAN FE traerá el Cielo a nosotros.

         Lo que sucede es que pensamos y vivimos aquello de “Más vale pájaro en mano que ciento volando” que en este caso sería vivir con POCA FE y no intentar  vivir UNA GRAN FE con sus posibles consecuencias, como veremos.

         Y como la FE siempre empieza con una semilla que alguien con mucho cariño y autoridad deposita en nuestro corazón y pensamiento; pero si esa semilla se queda enterrada y  no nos molestamos en que vaya creciendo, se queda en eso, en una semilla con la comodidad y creencia que será suficiente para ir al Cielo

         Los que tengan una FE rutinaria y tan superficial como para salir del paso y salvarse por los pelos, sepan  que en el Cielo hay MUCHAS MORADAS  como bien claro lo dijo Jesucristo.

Luego ni en el Cielo, aun felices, seremos todos iguales.

         Los que ya TENGAN y VIVAN una GRAN FE, estarán DISFRUTANDO en la tierra de esos “Ciento de pájaros volando” como un adelanto de lo que será el Cielo

Porque aunque tengan que vivir, como todos, en este Valle de Lágrimas, serán lágrimas de alegría, como lo han demostrado tantos mártires cuando cantaban mientras eran devorados por los leones y los muchos testimonios y vidas de Santos canonizados y no canonizados que sufrieron y gozaron, al mismo tiempo, aunque parezca contradictorio,

El que CREA y VIVA en toda su grandeza y misteriosa realidad de que Jesucristo está en la EUCARISTÍA y más aún, dentro de nosotros, como bien claro dijo Jesucristo: El Reino de los Cielos, está dentro de vosotros, cualquier contratiempo o angustia se disipará como nube de verano. SOLO DIOS BASTA, como decía Santa Teresa.

Veamos cómo se puede AMAR a Jesucristo si se tiene GRAN FE.

No me mueve, mi Dios, para quererte
 el cielo que me tienes prometido,
 ni me mueve el infierno tan temido
 para dejar por eso de ofenderte,

         Tú me mueves, Señor, muéveme el  verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme el  ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte,

         Muéveme, en fin tu amor, y de tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera

         No me tienes que dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara
lo mismo que te quiero te quisiera.

         Si este gran poeta AMÓ a Jesucristo como lo dice y vivió con GRAN FE, y murió en el anonimato en el siglo de oro, ahora estará disfrutando desde su gran MORADA de una felicidad AÑADIDA, al ver que muchos, al leer este casi místico Soneto, AMARÁN a Jesucristo como lo hizo él, cosa que no todos los salvados por los pelos, sin más, podrán disfrutar.
        

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