Porque
es la llave que Dios nos ofrece con la que podríamos abrir las puertas del
Cielo, las de los tesoros terrenales y cerrarnos a cal y canto las del
infierno.
Lo
triste es que Dios está deseando darnos gratis esa llave y muchos ni se molestan en poner la mano para recibirla
y de los muchos que la cogen, algunos se la guardan en el bolsillo y hasta la
pierden. Dios no puede obligarnos a cogerla.
. Leamos los siguientes
pasajes del Evangelio y comprobaremos que el PODER de nuestra FE es igual al de
Dios porque en todos los milagros, no dijo Jesucristo YO te he CURADO, sino TU
FE te ha CURADO.
“Dijeron
los apóstoles al Señor: Acrecienta nuestra FE.
Dijo
el Señor: Si tuvierais fe tanto como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro: Desarráigate y trasplántate
en el mar, y él os obedecerá” (Lc.17-5)
Es
evidente que Jesucristo lo dijo un tanto en hipérbole para demostrar el poder
de la fe, pero que nunca concedería tal
petición por lo absurda e innecesaria que sería.
“Una
mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años, al oír lo que se
decía de Jesús, vino entre la muchedumbre por detrás y tocó su vestido porque
se decía: Si tocare siquiera su vestido, seré sana.
Al
punto se secó la fuente de la sangre y sintió en su cuerpo que estaba curada de
su mal.
Jesús
sintiendo en si mismo la virtud que había salido de ÉL, se volvió a la multitud
y dijo: ¿Quién ha tocado mi vestido?
Los
discípulos le contestaron: Ves que la muchedumbre se aprieta, y dices: ¿Quién
me ha tocado?
Él
echó una mirada para ver a la que lo había hecho, y la mujer llena de temor y
temblor, se llegó y, postrada ante ÉL declaróle toda la verdad.
Y
ÉL le dijo: Hija TU FE TE HA SALVADO, vete en paz y sea curada de tu mal” (Mc,
5-23)
Un
mendigo ciego que estaba sentado junto al camino, oyendo que era Jesús de
Nazaret, comenzó a gritar y a decir: ¡Hijo de David, Jesús, ten piedad de mí.
Se
detuvo Jesús y dijo: Llamadle. El arrojó su manto y saltando llegó a Jesús.
Tomando
Jesús la palabra le dijo: ¿Qué quieres que te haga?
El
ciego le respondió: Señor, que vea.
Jesús
le dijo: Anda, TU FE TE HA SALVADO y al instante recobró la vista.(Mc.10-46)
Muchos
al leer estos pasajes evangélicos y otros muchos más, podrán preguntar y ¿Por qué
yo no he sido correspondido cuando he pedido con ESA FE?
Porque
posiblemente ESA FE no habrá sido la adecuada por lo que se pide, cómo se pide
y si Dios no lo cree conveniente en esos momentos y para que nunca abusemos de ese poder
A lo largo de nuestra vida, comprobaremos que
Dios nos otorgó lo que más nos convenía.
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