Y tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mi que soy
manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, pues mi
yugo es blando y mi carga ligera.
Todo esto que lo habremos oído o leído muchas veces en el
capítulo 11 de San Mateo lo dijo Jesucristo que es el único que lo puede
prometer y cumplir, puesto que es el mismísimo Dios en persona.
Dada la profundidad de lo que nos promete Jesucristo, y lo
que ganaríamos si lo VIVIÉRAMOS, sepamos cómo vivirlo.
Lo que deberíamos hacer es CREERLO sin fisuras, MEDITARLO en
profundidad y VIVIRLO siempre, sabiendo que Jesucristo no dijo que nos LIBRARÍA
de las fatigas, porque bien claro Dios dijo que el pan lo tendríamos que comer
con el sudor de nuestra frente.
Lo que realmente promete Jesucristo es que nos AYUDARÁ que
no es poco, dado que quien lo promete es el
mismo Dios y porque nos vendrá muy bien estar un rato en CONTACTO con Jesucristo para
pedir que nos ayude. Ese TIEMPO si que sería de ORO.
Si siempre fuéramos mansos y humildes de corazón, como fue
Jesucristo, o sea no engreído, nuca vengativos, perdonando hasta setenta veces siete, no querer tener
siempre la razón y saber ceder de los propios derechos para evitar
enfrentamientos y discordias disfrutaríamos de una FELICIDAD desconocida.
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