jueves, 26 de noviembre de 2015

¿CUÁNTAS TABLAS SALVAVIDAS TENEMOS?


         Si los gatos tienen siete vidas, nosotros, para no ser menos, tenemos siete metas o tablas que nos podrán mantener a flote de los muchos quehaceres o problemas de la vida. 

         Nada más nacer nos agarramos a los pechos de nuestra madre o al biberón que nos ofrezcan y con el Bautismo adquirimos derecho a que Dios sea siempre nuestra tabla salvavidas

         En la niñez sólo nos sentimos seguros y amparados en los brazos de los padres o personas de plena confianza, en Dios y en el ángel de la Guarda, si así nos lo han enseñado y de vez en cuando, nos deberían decir: "No hagas eso porque Dios te castigará" como se decía antaño.

         En la Pubertad aunque ya empezamos a sentirnos más independientes, siempre estará el amigo íntimo que nos puede marcar para el bien o para el mal y nos puede ilusionar empezar nuestra intimidad con Dios, si hacemos la Primera Comunión.

         En la adolescencia, el amor platónico y las diversiones nos salvarán del atosigamiento estudiantil y Dios podrá ayudarnos, si así se LO pedimos, de no caer en las muchas tentaciones apetitosas.

En la madurez buscar un empleo, encontrar la media naranja, crear una familia, intervenir directa o indirectamente en lo social y político y sobre todo embarcarse en la Barca de Pedro, viviendo sus principios y normas y que aunque esté compuesta de muchas tablas y a veces no muy sanas, están bien ensambladas y pilotadas por hombres; pero siempre dirigida por Dios y por eso aguanta todas las tempestades  y torpedos enemigos. 

Bien claro le dijo Jesucristo a Pedro que le negó tres veces:

“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”

¿Existe TABLA SALVAVIDAS más segura?

         En la Jubilación, para  seguir a flote en medio de la ociosidad, la soledad, el aburrimiento, seguir cuidando la familia, habrá que buscar una ocupación, remunerada o gratuita y sobre todo, seguir remando dentro de la Barca de Pedro,

En la vejez, para no sentirse viejo y por lo tanto inútil y hundido en el mar de achaques, agarrarse ahora más que nunca a la CREENCIA de que Dios que nos espera con la seguridad de que estando al lado de Jesucristo como hermano mayor y de la Virgen como Madre, se podrá seguir cuidando desde allá arriba, de la familia de aquí abajo.

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